El quiero y no puedo de Messi... ¿y si tenía que abandonar el Barça?

Hace menos de tres semanas, Lionel Messi explotaba a su llegada a Barcelona después del parón de la FIFA, y expresó que estaba cansado de ser el problema de todo lo que pasa en el Barça. Es muy cierto que la responsabilidad de todo un equipo no puede caer en los hombros de un solo jugador, pero también es una realidad que la figura de Messi, como goleador, líder y capitán ha quedado en un 'quiero y no puedo' que le ha convertido, como él mismo ha dicho, en el problema del FC Barcelona.

Al astro rosarino no se le pueden discutir sus habilidades en el campo ni que, cuando anota, es pura magia. Pero se ha quedado trabado en una situación que lo perjudica a él como futbolista y al Barcelona, que vive una situación crítica y que la derrota ante la Juventus no ha hecho más que confirmar todas las debilidades del equipo. En un partido en el que Leo se reencontraba con su eterno rival, Cristiano Ronaldo, todos esperábamos la mejor versión del argentino para, principalmente, alejar todos los fantasmas que le rodean y demostrar quién es el 'GOAT' del fútbol. 

La realidad estuvo más que alejada del sueño del barcelonismo de volver a ver la mejor versión de su capitán. Sí fue el jugador más involucrado en el ataque y todos los disparos entre los tres palos fueron de su autoría, pero ha dejado de ser determinante. Y ya preocupa. Pasó lo mismo ante el Real Madrid, Alavés, Atlético de Madrid o Cádiz y ahora sólo queda preguntarse si hubiese sido mejor que se marchara del Camp Nou cuando lo quiso en agosto.

A una persona, en cualquier aspecto, no la puedes obligar a estar donde ya no le apetece estar. Y eso es lo que está pasando con Messi. Ha demostrado dentro y fuera del campo que no se siente cómodo vistiendo la camiseta blaugrana y que es muy poco probable que acceda a renovar su contrato, como lo buscan los precandidatos a la presidencia del Barcelona. A falta de palabras, Messi se está despidiendo, de la peor forma posible, del equipo que le vio crecer y convertirse en el mejor jugador del mundo. 

No es casualidad que el Barça y la 'Pulga' se encuentren en un momento crítico al mismo tiempo. Por muchos años, Messi era el responsable de hacer que el equipo, en gran parte, funcionara. Cuando cambiaba el ritmo, el equipo reaccionaba. Cuando bajaba a buscar balones, se creaban las mejores oportunidades y sobre todo, cuando se acercaba al área, el Barça respiraba aliviado porque era -casi- seguro un gol o una asistencia a sus compañeros. Ahora, con un Messi casi apático en el campo, el Barcelona también está viendo el efecto.

Una realidad muy distinta

A día de hoy, Messi es uno de los jugadores menos determinantes del campo y ya Cristiano Ronaldo, en el Camp Nou, le ha ganado una batalla. Aunque el luso dijo que nunca ha existido una rivalidad entre ambos, mientras Leo, a sus 33 años, está mostrando su peor versión desde que debutó en 2004, Ronaldo, a dos meses de cumplir los 36, mantiene números relevantes, como por ejemplo, que sume 41 goles en los 40 partidos que ha disputado en el 2020.

Por supuesto, son realidades muy distintas y aún queda mucha temporada por disputar. Como siempre, no hay que descartar que Messi pueda reinvindicarse en el futuro próximo, pero en este momento, con su falta de actitud, números goleadores que preocupan, apatía en el campo, capacidad de cambiar el rumbo de un partido y la ausencia del liderazgo, que tanto necesita el vestuario para sobrevivir a esta crisis, parece que hubiese sido mejor que en agosto Josep María Bartomeu le diera la opción de salir, como él lo pidió.