Con Ernesto Valverde, el FC Barcelona había perdido la chispa en su juego y, ante el bajón del equipo, la dirección deportiva apostó por cesarle en enero, después de que el equipo cayese eliminado en la Supercopa de España. Su relevo fue Quique Setién, un entrenador de conocida filosofía 'cruyffista', con fama de técnico valiente que apostaba por el juego vistoso y ofensivo, además de por la cantera.
Así lo reivindicó en su primera rueda de prensa con el FC Barcelona, en la que prometió que el juego del equipo mejoraría. "Todos sabemos cómo juegan mis equipos, siempre defiendo lo que hago y si hay que morir con ello, lo hago. No tengo un currículum extenso ni títulos, solo he demostrado que esta filosofía me encanta. He hecho que mis anteriores equipos jugasen bien al fútbol. No sé si eso era suficiente para convencer a un club tan grande como este", manifestó.
Además de reivindicar el buen juego, Quique Setién también exhibió un ilusionante discurso sobre la cantera. "La cantera del FC Barcelona es extraordinaria. No conozco en profundidad a la mayoría de jugadores, pero irán viniendo con nosotros y participarán. Siempre cuido mucho la cantera, eso no va a permitir que los del primer equipo se relajen. Este es un mensaje que he mandado siempre: si de verdad progresan y se lo ganan, podrán jugar en el primer equipo y ser uno más", sentenció.
A la hora de la verdad, todo lo contrario
Quique Setién reivindicó que sus equipos siempre habían practicado un fútbol vistoso y garantizó que el FC Barcelona no sería distinto pero nunca consiguió que fuese así. Menos en el partido de Villarreal, que fue un espejismo, el cántabro no consiguió nada más allá de un equipo con una estéril posesión del balón, con evidentes problemas de clarividencia en ataque y una tremenda hemorragia defensiva. Todo ello culminado en Lisboa contra el Bayern Múnich, que bailó a los culés como ya había hecho el Nápoles.
Además, Quique Setién demostró que su discursito inaugural sobre la cantera era puro populismo. En partidos contra rivales asequibles, dio minutos a jugadores como Ansu Fati o Riqui Puig, que respondieron con un nivel extraordinario, muy por encima que el de algunos pesos pesados. Sin embargo, cuando tocó jugarse la Champions League, los jóvenes desaparecieron para que jugasen los de siempre.
Quique Setién ha demostrado en los partidos contra el Nápoles y el Bayern Múnich que el FC Barcelona le ha venido grande. La valentía que le llevó al Camp Nou no se ha acabado reflejando a la hora de la verdad, en la que su cobardía le ha llevado a apostar por el juego conservador y por no darle bola a dos canteranos que estaban jugando mejor que cualquier 'peso pesado'. No toda la culpa es del cántabro, pero ha demostrado que no está a la altura del club y será cesado merecidamente.