Este miércoles se vivió un partido alucinante en el estadio Los Cármenes por compromiso de cuartos de final de la Copa del Rey entre el Granada CF y FC Barcelona. Los locales dominaban el marcador a plenitud (2-0) hasta el minuto 88 cuando de la mano de Antoine Griezmann y Jordi Alba, el conjunto azulgrana igualó, forzó la prórroga y selló su boleto a semifinales tras triunfar (3-5).
La impetuosidad del compromiso, especialmente en los últimos compases del partido, generó una oleada de emociones. Para algunos fue de frustración, mientras que otros alcanzaron el cielo al ver a su equipo remontar. El primer caso fue el de Tomás Roncero, que estuvo muy pendiente de la participación del eterno rival del Real Madrid.
Roncero vio cada minuto del compromiso, celebró los goles de Kenedy (33’) y Soldado (47’), de este último lo celebró con emoción especial por ser “canterano del Real Madrid”. Pero aquél éxtasis se evaporó cuando vio que el conjunto azulgrana comenzó la milagrosa remontada en la agonía del partido.
Con las manos sobre la cabeza y gestos de asombro, Roncero se lamentaba en cada gol que marcaban los dirigidos por Ronald Koeman. No solo el Granada respiró con el penal cometido por Sergiño Dest a Neva que terminó convirtiendo Fede Vico al 103’ para igualar el marcador (3-3), también Roncero dio un salto de alegría y se aferró a la esperanza de la estocada de los locales.
El Barça en semifinales
Pero Frenkie De Jong (108’), y nuevamente Jordi Alba (113’), acabaron con las ilusiones del Granada y de Roncero. El Barcelona dio un golpe sobre la mesa y se hizo con el boleto de la clasificación a semifinales de la Copa del Rey, mientras que el Real Madrid ya había caído ante el Alcoyano –equipo que milita en la Segunda División B - en la ronda de 32 (2-1).
El repunte del Barcelona está siendo un hecho, este miércoles lo demostraron y en LaLiga no han desmayado. Ya desplazaron al Real Madrid en el segundo lugar de la tabla con 40 puntos, y sus ansias se seguir luchando parecen estar más vivas que nunca. Por su parte, el conjunto blanco parece hundirse cada vez más.