Luego de culminada la temporada 2019-2020, con la eliminación del FC Barcelona de la edición de ese año de la UEFA Champions League tras un 2-8 encajado por el Bayern Múnich, el astro argentino Leo Messi mandó un burofax al expresidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, expresándole su deseo de marcharse del club, esgrimiendo una cláusula caducada el 10 de junio, pero que él creía válida por el impacto de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, el mandamás de la entidad azulgrana se negó a aprobar su salida cuando ya faltaba menos de un año para el vencimiento de su contrato.
"Por medio del presente, y de conformidad con lo previsto en la cláusula 3.1. del contrato de 25 de noviembre de 2017, les manifiesto mi voluntad de extinguir mi contrato de trabajo de futbolista profesional con fecha de efecto 30 de agosto de 2020", expresó el futbolista en el encabezado del documento, revelado por el diario Mundo Deportivo; que sin dudas, fue la noticia que sacudió al mundo del fútbol en ese verano. El jugador histórico del cuadro culé, su máximo goleador, se quería ir y era en serio.
En concreto, la citada cláusula 3.1., del último contrato de Messi, es aquella que establecía que su duración era del 1 de julio de 2017 al 30 de junio de 2021, pero se acotaba que el jugador podía irse libre, sin alegar causa justa al final de la temporada 2019-20, "previa comunicación al club realizada antes del 10 de junio de 2020, sin ningún derecho para el FC Barcelona".
Esto último, no ocurrió, puesto que el futbolista entendía que debido al parón por la pandemia primero debía acabar la temporada o al menos eso alegó 'La Pulga'. Es por ello, que, tras acabar la temporada en Champions, última competición en la cual los culés optaban al título, fue que habría decidido comunicar al FC Barcelona sobre su radical decisión de probar otros aires.
"Entiendo que el marco temporal del derecho de terminación unilateral sin alegar causa que regula la mencionada cláusula debe interpretarse de conformidad con las circunstancias excepcionales en las que se ha desarrollado la temporada de competición futbolística 2019-2020, debido al Estado de Alarma y a la situación de fuerza mayor derivada de la pandemia COVID-19", argumentó Messi en su misiva legal, la cual es necesaria para empezar el proceso de desvinculación del club.
"En cualquier caso, dentro de los 10 días siguientes a la finalización de la temporada de competición, y cumpliendo así el plazo acordado para ejercitar la cláusula 3.1., de conformidad con el contenido material de nuestro acuerdo, que debe interpretarse conforme a las circunstancias excepcionales de la temporada 2019-2020, ejercito mi derecho de terminar el contrato con fecha de efecto 30 de agosto de 2020, con las consecuencias previstas en la citada estipulación 3.1. Atentamente, Lionel Andrés Messi", se agrega.
Bartomeu se valió de los tiempos
Leo pidió irse, pero el 24 de agosto, ya ultrapasado los dos meses y medio la fecha límite del 10 de junio para denunciar su contrato e irse libre. Ese fue el detalle, que estalló en una de las peores crisis institucionales que ha atravesado el Barça en los últimos tiempos. El jugador, como podría resultar lógico, se sintió traicionado, pero por otra parte el club estaba en su derecho a intentar no dejar libre a Messi, tomando en cuenta además la debacle económica que todavía en la actualidad hace estragos.