El FC Barcelona siempre ha sido reconocido por una formación: la 4-3-3. Los extremos muy abiertos, la incorporación de los interiores por los carriles centrales, la proyección ofensiva de los laterales, siempre han sido señales de identidad en Can Barça. Con la llegada de Ronald Koeman, el Barça, después de muchos años, cambiará de formación táctica y adoptará una 4-2-3-1.
Una de las ventajas de este sistema es su defensa compacta. La figura del doble pivote afianza mucho más la línea central, repartiendo la responsabilidad defensiva entre dos jugadores. Durante todos estos años, jugadores como Pep Guardiola o Sergio Busquets han asumido toda esa responsabilidad. Al jugar con dos futbolistas en esa posición, la salida de balón debería ser más fluida.
La posición de interior es, quizás, la más característica del equipo blaugrana. Grandes jugadores de La Masía han triunfado en esa demarcación, como Xavi Hernández o Andrés Iniesta, y los que aún están forjando su camino, como Riqui Puig o Carles Aleñá. Al jugar con doble pivote, desaparece las figuras de los interiores que se verán sustituidos por jugadores más verticales en las bandas.
El cambio de disposición del centro del campo da lugar a una nueva posición en el once culé: el media punta. Esa posición en la que los jugadores más habilidosos de la historia como Diego Armando Maradona, Riquelme o Roberto Baggio han sacado el máximo potencial. Parece la demarcación ideal para un Lionel Messi cada vez más maduro y menos veloz.
El FC Barcelona necesita una revolución general
Tras el desastre de Lisboa, el FC Barcelona necesita tomar medidas. Los cambios son necesarios para las transiciones; y no solo deben cambiar los entrenadores o los jugadores, sino que se trata de una revolución global. Hay que encontrar una nueva forma de sorprender, como sorprendía aquel fútbol de combinación de Pep Guardiola, que con los años ha dejado de hacerlo.
Que la formación táctica sea diferente no implica, necesariamente, un cambio en la filosofía de juego de la entidad blaugrana. El estilo de juego es un concepto y el sistema de juego es otro totalmente diferente. Se puede jugar en una formación 4-4-2 y aun así, centrar el juego en la posesión de balón tanto para marcar como para no encajar.
Koeman, decidido a potenciar a este Barça