Xavi Hernández ya comienza a generar las comparaciones y curiosidades del nuevo técnico en un equipo grande, pero las cosas están muy claras en su cabeza y pese a la similitud con sus colegas, la misión es clara y pasa principalmente por recuperar las sensaciones en el club, dar solidez y base, aguantar la campaña al mejor nivel y finalmente, comenzar un proyecto.

En la capital están Atlético y Real. El primero que quiere siempre estar a contracorriente y se hizo grande sin darse cuenta; el segundo con la exigencia que demanda un club como el merengue para ganar y jugar bien. Cuando el discurso pasa por el Barcelona, hay algún parecido con el máximo rival.

La filosofía culé tiene que ir dentro de la carta de presentación de cada entrenador del Barcelona, además de la exigencia de ganar y competir siempre, algo que Xavi tiene muy claro, dando el mensaje de rudeza necesaria y la pasión como el objetivo individual que debe coincidir en el colectivo.

Xavi llegó colocando normas y la suspensión de la entrevista de Piqué en el Hormiguero lo confirmó, dejando en claro que las cosas en el club irán de una forma muy distinta y ya hay una lista de mandamientos a cumplir dentro del vestuario, tan extremas como saludar de mano a todo el staff como llegar dos horas antes a un entrenamiento.

Jugadores como Piqué no la tendrán fácil pese a la amistad que les une y tal vez eso sea el principal factor de exigencia, porque si alguien en ese vestuario conoce el nivel máximo del defensor es él, que le vio en sus mejores años y levantaron juntos muchísimos títulos en la mejor época del club.

Sin adjetivos, solo Xavi

El nuevo entrenador se ha desligado de las comparaciones y de ser “el nuevo…”, para ponerse el mono y dejar muestra de su sello personal y trabajo propio, algo que desde el primer día está causando revuelo y mucha ilusión en el fanático culé, así como mucha expectación en sus rivales, que esperan ver el nuevo Barcelona.