Xavi Hernández, el último de su 'equipo' en salir del FC Barcelona

Quizás Xavi es el villano de una historia mal contada, o simplemente ha pecado de 'inocente' y ha pagado los 'platos rotos' del club, pero con su adiós, ha demostrado que la directiva azulgrana le ha ganado el 'pulso'. El de Terrassa se marcha del club de sus amores tras poco más de dos años, en un momento de caos en el equipo y de dudas en todas las áreas del club. Y es que Xavi abandona un equipo que se parece muy poco al que era cuando llegó, puesto que progresivamente ha visto cómo su importancia en la dirección del club ha ido mermando a la vez que sus personas de confianza abandonaban la entidad.

De la influencia del catalán solo queda su staff técnico, liderado por su hermano, puesto que con las salidas de Jordi Cruyff y Mateu Alemany, el técnico perdió todo tipo de autoridad en las operaciones de mercado y fichajes. Laporta poco a poco fue trazando un plan para adueñarse completamente de las riendas del club y dejar a figuras como Hernández fuera de la ecuación. Si bien al principio fue clave en fichajes como Koundé, Kessié o Christensen, en sus últimos meses en el club se ha visto involucrado en fichajes que no eran de su agrado.

Las peticiones del míster a la directiva para esta temporada se centraban en un pivote como Zubimendi y un mediocentro ofensivo creador como Bernardo Silva o Lo Celso. En cambio, lo que obtuvo fue lo que se decidió en la cúpula directiva: Vitor Roque y los Joaos. Su figura quedó relegada a un segundo plano y pese a que todas las críticas siempre se dirigen a él, poco ha podido hacer para crear un equipo acorde a sus deseos.

Una directiva que no contaba con él

Además, el punto crítico de la situación del ex jugador culé llegó en el mes de septiembre cuando la entidad de la Ciudad Condal presentó un nuevo organigrama deportivo con una comisión formada por Joan Laporta, Rafa Yuste, Deco, Masip y Bojan Krkic, ni rastro de Xavi. El técnico pasó a ser la cabeza de turco del club, mientras la entidad actuaba a sus espaldas, sin contemplar sus intereses. El inicio del fin.

El regreso de Hernández al equipo de su vida, se acontecía como una gran historia de amor en la que el Barça buscaba a su Alex Ferguson personal, pero aquello solo fueron ilusiones. Sus ganas de entrenar al equipo catalán le llevaron a aliarse con Laporta, y sin saberlo, había firmado su sentencia de muerte. Al egarense le han ido comiendo la tostada y el vestuario, comprometido al cien con su míster, también ha podido contemplar cómo la directiva lo ha dejado de lado. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.