La carrera de un futbolista de élite no es, para nada, sencilla, pero después de superar algunos obstáculos, Carles Aleñá ha probado en un breve espacio de tiempo la cara más dulce y la más amarga del fútbol. Tras confirmarse que el catalán estará en el primer equipo del FC Barcelona en la temporada 2018-19 le ha tocado lidiar con una grave lesión, aunque su motivación es máxima y ya ha puesto fecha a su reaparición.
La rotura del bíceps femoral de su muslo derecho el pasado mes de junio acabó con una operación en Finlandia y un diagnóstico que incluía tres meses y medio de baja, pero el de Mataró espera poder recortar los plazos y estar listo para principios del mes de septiembre. Su intención es aprovechar la pretemporada para ponerse a punto trabajando en solitario, aprovechando el tiempo de una gira americana a la que, obviamente, no podrá acudir.
Desde su vuelta a Barcelona tras su intervención quirúrgica, el centrocampista visita regularmente la Ciudad Deportiva para hacer tratamiento, y aunque es un proceso lento y costoso no quiere dejarse llevar por la desilusión. Hoy por hoy, sus opciones han avanzado desde las sesiones de electroterapia, y está confiado tras haber alcanzado la siguiente etapa pasando a ejercitarse en el gimnasio.
Varias fuentes afirman que el futbolista cuenta con el apoyo de todos los técnicos, y que incluso Ernesto Valverde habría hablado con él para transmitirle ánimos y pedirle paciencia. El Txingurri ha dado confianza a Aleñá desde su aterrizaje en el Camp Nou, y ahora le habría trasladado una tranquilidad que necesitará para completar su recuperación sin más inconvenientes.
El caso Dembélé, un aviso para Aleñá
En el primer equipo no quieren que haya más riesgos de los necesarios después del episodio de Ousmane Dembélé, que sufrió la misma lesión que el canterano y acabó volviéndose a romper al poco tiempo por sus ansias de estar de nuevo sobre el césped. Al francés le ha costado medio año volver a sentirse futbolista, y este es un trámite que todos quieren ahorrarle al joven catalán.
Aunque confiarán en su propio criterio además del de los médicos cuando le den el alta para volver a competir, se le marcará en corto para diagnosticar cualquier mínima molestia, evitando sobresaltos y dándole minutos de forma paulatina. Tras estar tanto tiempo parado, no le va a hacer ninguna gracia tener que esperar más, pero más vale pagar este peaje que arrepentirse más tarde como le ocurrió al de Vernon. Este puede ser su gran año.