No es un secreto para nadie que el centrocampista de la Atalanta, Éderson, cumple -y cumplía- con los requisitos mínimos que tenía el FC Barcelona el pasado verano para ser el posible reemplazo de Sergio Busquets. Más allá de las diferencias obvias de características, el brasileño ha mantenido con regularidad esa percepción de que habría encajado muy bien en el equipo culé, sobre todo gracias al físico que le permite aguantar los 90 minutos jugando a alta intensidad.

Pero a pesar de estar muy alto en la lista del Barça el año pasado, después de que ofrecieran al jugador por 30 millones de euros, la entidad no pudo avanzar en la operación. Y es que como quedó claro el pasado verano, el Barça tenía demasiados recursos económicos para fichar, y allí prefirió hacerse con los servicios de Oriol Romeu, quien llegó a cambio de menos de 5 millones de euros.

El Barça simplemente no pudo avanzar por una gran opción para su pivote

Los 30 'kilos' que pedía el conjunto italiano por Éderson, que ahora parece una 'ganga', simplemente no entraban en la planificación de un Barça que no pudo vender lo que creía y simplemente tuvo que adaptarse a lo que el mercado le ofrecía por 'nada', como en el caso de las cesiones de los Joaos o el fichaje 'gratis' de Ilkay Gündogan. El alemán llegó libre, y a pesar de su alta ficha, no representó una inversión tan alta como la que exigía Éderson.

Ahora, la Atalanta tasa a su jugador entre los 45 y los 50 millones de euros y muchos clubes de la Premier League ya se comienzan a postular como candidatos a hacerse con el pivote, quizás no tan creativo con el balón en el pie, pero sin duda con unas dotes físicas que le sirven para mantener los bloques juntos. Esas cualidades precisamente fueron las determinantes en la victoria frente al Bayer Leverkusen en la final de la Europa League, y pudieron también haber sido valiosas para un Barça que pasó todo el curso sin un jugador de ese perfil en el campo.