A pesar de las mejoras que ha mostrado el FC Barcelona en el primer tramo de la temporada 2022/23, con el proyecto de Xavi Hernández más consolidado y tras varios fichajes importantes para reforzar la plantilla en el mercado invernal, la temprana eliminación en la Champions indica que aún es necesario hacer algunos ajustes de cara a las próximas ventanas de transferencias.

Para ello, la directiva, en medio de una política de recortes económicos que llevan a priorizar los fichajes de jugadores a coste cero y solo pagar traspasos en caso de que se produzcan ventas importantes, tendría en su agenda varios nombres de figuras consolidadas que podrían sumarse al proyecto deportivo del equipo azulgrana en busca de mejores resultados.

Uno de ellos es el de Lionel Messi, cuyo contrato con el Paris Saint-Germain tiene como fecha tope el 30 de junio de 2023 y de momento el argentino no se ha pronunciado sobre la decisión que tomará, algo que solo dará a conocer una vez finalizada la Copa del Mundo. Ante ello, equipos como el Barça o el Inter de Miami están muy atentos y podrían presentar sus ofertas.

De igual manera, desde el Barça reconocen que abordar una operación de esta naturaleza no será fácil, por lo que ya tendrían otro nombre sobre la mesa: se trata de Bernardo Silva, quien tiene contrato con el Manchester City hasta 2025 y se ha mostrado abierto ante la idea de llegar a la Ciudad Condal e incluso pudo hacerlo durante el verano pasado, pero los plazos eran muy cortos como para que el equipo de Pep Guardiola hallara a un efectivo de recambio para hacer frente a su baja.

¿Qué necesita el Barça para el fichaje 'top' de 2023?

En tal sentido, la planificación elaborada por el tren ejecutivo tendría en sus planes lograr fichar a uno de los dos, bien sea el argentino o el portugués. Para ello será preciso obtener buenos resultados en una eventual 'operación salida' que deje una suma considerable en las arcas del club. Uno de los candidatos para ello sería nuevamente Frenkie de Jong, quien ya estuvo cerca de salir en la pasada ventana estival, pero se negó a cambiar de aires incluso después de que el Barça ya tenía acuerdos casi cerrados con el Chelsea y el United.