Memphis Depay comienza a sufrir las ventas del Barcelona

Para hablar de rendimiento en un delantero siempre las estadísticas serán el mejor acompañante, pero en algunos casos, se puede notar algún cambio importante incluso al margen de esos odiosos números que al final solo dejan espacio para las comparaciones y nos roba tiempo de disfrute con las grandes estrellas.

Una de estas luminarias es Depay, que sigue pareciendo un genio incomprendido tras su paso por el Manchester United y estos primeros meses como culé, en los que arrancó muy fuerte pero se ha ido evaporando con el paso de las jornadas, aunque esta vez sí hay una señal clara que puede dar luces del motivo.

En Inglaterra fue contratado casi como el salvador, todavía nostálgicos por la partida de Cristiano y el calendario que golpeaba a las otrora estrellas del club. En Barcelona, tal como en Lyon, encontró un técnico que confiaba en él y además un gran socio, que como culé fue Griezmann en las primeras de cambio.

Una vez está fuera el francés, el juego de Memphis se diluyó de forma drástica y es tal la necesidad de contar con un aliado que apenas ingresó Ansu Fati ante el Levante le mandó un pase de tacón en medio de una filigrana, buscando animar al chico que lo pasó bastante mal antes de su regreso.

Marcaje

La referencia ofensiva es Depay y poco más, entre lesiones y un juego espeso no hay cómo sacar partido de las distintas propuestas que pueda hacer Koeman, además de tener al atacante rodeado siempre para que el protagonismo pase a los pies de Frenkie o cualquier otro mediocampista, que por cierto, no andan del todo finos.

Ansiedad

El hecho de verse solo le genera más responsabilidad y carga, no porque seamos videntes o lo haya manifestado el jugador, sino porque en la cancha se nota que no entiende de movimientos o paciencia, solo piensa en avanzar para liberar a sus compañeros, terminando encerrado en una burbuja.