El Día de Reyes es una fecha poco celebrada dentro de las instalaciones del FC Barcelona. De hecho, es el aniversario del inicio de la debacle deportiva y económica del club en las últimas cinco temporadas, todo a raíz de un fichaje que, a priori, ofrecería todas las soluciones que el equipo necesitaba tras la salida de Neymar Júnior y la decepcionante primera campaña de Ousmane Dembélé.
La Junta Directiva de Josep Maria Bartomeu concretó el 6 de enero de 2018 el traspaso de Philippe Coutinho desde el Liverpool por una cifra millonaria de 120 millones de euros fijos más 40 más en variables. Un monto que le mantiene a día de hoy como la incorporación más costosa en la historia del Barça y uno de los detonantes de la crisis que arrastra la institución en sus arcas.
El brasileño no generó ningún tipo de dudas deportivas en sus primeros meses con la elástica azulgrana, marcando nuevo tantos y repartiendo siete pases de gol en 22 compromisos. Sin embargo, todo empezó a desmoronarse cuando la campaña 2018/19 abrió sus puertas, ya que el mediapunta bajó notablemente su rendimiento sobretodo en la segunda mitad del curso.
Los culés eran candidatos a hacerse con todos los títulos pero el 'canarinho' solo vio puerta en cinco ocasiones en todas las competiciones, algo que desató el enojo de la afición y que demostró con abucheos cada vez que el balón llegaba a sus pies. El punto sin retorno ocurrió en la debacle de Anfield ante su exequipo, cuando fue prácticamente invisible sobre el terreno en un (4-0) que enviaba a los 'reds' a una nueva final de Champions.
Salida inminente
Ante ello, los despachos del Camp Nou buscaron una salida que les permitiera recuperar algo de lo invertido en Coutinho, ya que partido tras partido su valor de mercado iba en decadencia, pasando de 150 millones a 70 en cuestión de meses. El Bayern Múnich desembolsó 8.5 'kilos' en un préstamo que incluyó una opción de compra tasada en 120 millones, una cifra que los bávaros jamás pensaron desembolsar pasara lo que pasara.
'Cou' brilló en la Bundesliga y tuvo un cambio físico radical, ayudando a los alemanes a conseguirlo todo y proclamándose campeón de Europa en su año de cesión. De hecho, fue uno de los protagonistas del fatídico (2-8), viendo puerta en dos oportunidades y repartiendo un pase de gol para demostrar que su carrera deportiva aún no estaba acabada.
El ex Liverpool regresó a la disciplina del Barcelona para unirse al proyecto deportivo de Ronald Koeman en medio de la crisis por la pandemia, aunque no marcó diferencias y paso gran parte de la campaña lesionado. Con Xavi Hernández fue un habitual en el banquillo hasta que el Aston Villa de Steven Gerard apareció en escena y se hizo con su fichaje por 20 millones de euros, un número que contrasta el pésimo negocio de la antigua dirección deportiva.
Futuro en vela
Hoy en día su futuro se mantiene en el limbo a pesar de tener un contrato vigente con los villanos. Unai Emery no le toma en cuenta en sus alineaciones y varios rumores le han vinculado con el fútbol brasileño, aunque el propio jugador ha salido al paso afirmando que no se plantea ningún cambio de aires. Habrá que ver que ocurre con la carrera de una estrella que se apagó apenas pisó el césped del Camp Nou.