El enfrentamiento del FC Barcelona contra el RCD Espanyol trajo varias buenas noticias a los seguidores del conjunto azulgrana, y la mayoría de ellas, como debe ser, se vieron sobre el césped. Una de las más destacadas fue el estreno de Ousmane Dembélé, que vivió un debut a lo grande y cumplió un sueño en el Camp Nou.
El francés intentó aislarse en las horas previas al encuentro, los peores momentos en los que los nervios apretaban antes de la hora decisiva. El delantero estuvo arropado por sus compañeros a su llegada al estadio, pero una vez tocó salir al terreno de juego no hubo dudas.
La afición ya le esperaba cuando le vio ponerse el peto y salir a calentar, y el jugador apagó sus últimos pensamientos centrándose únicamente en el partido. La última barrera fue una gran ovación de recibimiento, porque cuando entró al campo, todo fue más fácil.
La primera alegría
Y es que a Ousmane Dembélé se le vio muy suelto en su primer día como futbolista del Barça, e incluso se permitió el lujo de regalar un gol a Luis Suárez con una precisa asistencia. No es el único que ha avisado que hablará sobre el campo, y de momento parece que el de Vernon tiene muchas alegrías por llegar.