El FC Barcelona ha reformado su plantilla para apuntalar otro proyecto ganador, pero podría añadir a Neymar a un equipo de muchísimos quilates. Apenas dos temporadas después de su desagradable fuga y posterior desembarco en París, los catalanes han encontrado la oportunidad para hacerle regresar, y están presionando con fuerza para que cumpla su deseo de volver a vestir de azulgrana.
El retorno del brasileño tiene muchas variables a estudiar, pero hay una que destaca por encima del resto. Es evidente que es un grandísimo jugador, que sus ex compañeros y todavía amigos le recibirían con los brazos abiertos y que la directiva sospecha tanto de sus habituales polémicas como de sus lesiones, y también que hay que valorar que en su etapa en el Camp Nou el fútbol se impuso a todos los aspectos negativos.
Pero si hay un motivo para aceptar de nuevo al brasileño es Leo Messi, y es que el de Sao Paulo es lo más cercano que tiene a un heredero. Obviamente, en el caso del argentino, esto son palabras mayores, y no significa que vaya a ser alguien que se acerque a su legado -sólo el tiempo lo dirá-, sino que se trata de un futbolista capaz de dirigir un once por sus cualidades técnicas y mentales.
Tras recoger el testigo de Ronaldinho, el de Rosario fue creciendo en la Ciudad de Condal hasta convertirse en el director de orquesta que es hoy, y Ney estaba haciendo lo mismo bajo su protección. Su incorporación procedente del Santos tampoco fue sencilla, y las discusiones abundaron porque 'no se podía tener a dos gallos en un mismo gallinero' y porque el comportamiento del joven estaba en duda. Salvo alguna salida de tono puntual, el balance como barcelonista es más que positivo, ya que creció año tras año y su influencia en los títulos conquistados fue notable.
El problema con el atacante es que decidió marcharse cuando empezaba a demostrar porqué puede ser el relevo de Messi, una vez más, no sus sustituto como tal, sino un digno sucesor. Cuando el '10' se lesionaba o estaba desconectado, excesivamente marcado o superado, allí estaba el '11' junto a Luis Suárez, para tirar del carro en noches como la remontada al PSG, en la que se echó al conjunto culé a la espalda hasta confirmar un 6-1 memorable, que todavía hoy recuerda con cariño y que probablemente no olvidará.
En la construcción de un equipo de futuro para la era post-Messi, Neymar puede ser una bisagra necesaria, para cuando el uruguayo y el rosarino den un paso a un lado y toque comprobar si el desborde de Ousmane Dembélé se ha asentado, si el gol de Antoine Griezmann ha encajado en el once y si promesas como Abel Ruiz o Carles Pérez se habrán convertido en realidades. Su tarea se encomendo a un Philippe Coutinho que se ha desmoronado con la presión, pero su compatriota lo tiene todo y un día se lo enseñó al Estadi. Desequlibrio, visión de juego, gol y una mentalidad de hierro le caracteriza, y ahora se trata de saber si su destino vuelve a pintar de azulgrana.
El riesgo del Barça: Que el mejor Neymar se haya perdido en el PSG
Como todo lo que ocurre en el mundo del fútbol, esta apuesta tiene riesgos, y el Barça puede enfrentarse a un acierto único y a un fracaso estrepitoso con Neymar. El brasileño dejó claro antes de su inexplicable adiós que estaba preparado para asentarse como uno de los mejores jugadores del mundo, aunque todo fueron penas tras aterrizar en París. Las lesiones empezaron a perseguirle, la Champions le fue esquiva y nunca recuperó ese nivel de sus últimas campañas como barcelonista, uno que podría reencontrar en la que un día fue su casa.