El escenario que más temía el FC Barcelona ha llegado: Ousmane Dembélé ha dejado de estar vinculado con la entidad azulgrana después de cinco años de contrato. El club ha insistido -de manera incansable- con la posibilidad de que renovara, pero el jugador ha dado muchas largas a su decisión y, a día de hoy, nadie conoce qué hará en la temporada 2022-2023.
En esta última semana, con la visita de Moussa Sissoko a Barcelona, había quedado la sensación de que la renovación estaba mucho más cerca que su salida, pero el jugador nacido en Vernon sorprendió con una nueva petición: quería ver incrementado su salario para quedarse. Los catalanes se negaron en banda y dejaron clara su posición: o se quedaba por lo que estaban ofreciendo, o podía hacer sus maletas para marcharse.
Ahora el escenario se complica para ambas partes. El Barça, merece la pena recordar, no retiró la oferta para que Dembélé se quedase. Si eso pasa, computará en LaLiga como una nueva inscripción y no una renovación, como ya pasó con Lionel Messi el verano pasado. Los azulgrana, en este sentido, tendrían que cumplir las normativas de la patronal y -como están las cosas- generar 'fair play' financiero (a la espera de que se generen más ingresos por las 'palancas').
Para Dembélé, por otra parte, tampoco será muy sencillo, considerando además que ya muchos equipos están comenzando sus pretemporadas y que tardará más en adaptarse en el conjunto en el que vaya a jugar, si termina marchándose. Es consciente de que el Barça no va a mejorar su propuesta y que, si quiere quedarse, no tiene más remedio que aceptarlo aunque para él sea insuficiente.
Un 'culebrón' que parece no tener final
El FC Barcelona lleva tratando el tema de la renovación de Dembélé desde hace unos cuantos meses, más de lo que quisiera el club. La respuesta del francés siempre fue la misma: necesitaba más tiempo para pensar y, cuando respondía, era para pedir que subieran la oferta. Ahora quedará ver si los blaugrana dejan la 'puja' para conseguir su firma.