Hace poco más de un mes se confirmó que el Atlético de Madrid había ejercido su opción de combra sobre Antoine Griezmann a cambio de 20 millones de para el FC Barcelona, después de regatear a la mitad el precio que los azulgrana habían puesto en principio en su contrato de cesión por dos temporadas. Para los culés era una 'necesidad' desprenderse del atacante francés.
No es un secreto para nadie que Griezmann era uno de los jugadores mejor pagados en la plantilla del Barça y que, además, tenía varias cláusulas en su acuerdo que iban a generarle ingresos 'extra' dependiendo de los objetivos que se cumplieran. Firmó un contrato ruinoso junto a Josep María Bartomeu que era insostenible (y lo seguiría siendo) para el cuadro azulgrana.
Además de los veinte millones de euros netos que se embolsaba por temporada, el francés tenía varios 'bonos' en su contrato. De hecho, durante el 2021 se desveló que el Barça se había ahorrado alrededor de 20 'kilos' solo por la lealtad del jugador francés. Y es que existía una cláusula por ese monto que le iba a premiar por mantenerse ligado a la entidad azulgrana a partir de su tercera temporada.
En ese momento, se explicó que se trataba de un 'loyalty bonus', que era un monto fijo encubierto, para cobrar a partir del verano de 2022, cuando se hubiesen cumplido tres años de su fichaje desde el Atlético de Madrid. Se desveló, también, que en 2022 correspondían siete millones, mientras que en la cuarta y quinta campaña otros 6,5 'kilos'.
Su salida fue un alivio
El Barça se adelantó a los hechos y en el último día del mercado de fichajes estival de 2021, cedió a Antoine Griezmann al Atlético de Madrid por dos temporadas y una opción de compra obligatoria. A pesar de que en ese momento fue un duro golpe porque el equipo se quedaba sin delanteros, prácticamente, resultó ser una de las soluciones del club para poder mantenerse a flote económicamente... y menos mal lo hicieron.