Desde la llegada de Pep Guardiola al Manchester City, el club inglés ha crecido mucho futbolísticamente; convirtiéndose en uno de los equipos más temibles de Europa. Asimismo, sus ocho títulos con los 'citizens' (dos Premier League, tres Copa de la Liga, dos Community Shield y una FA Cup) son la razón por la cual su renovación de contrato era una prioridad para el conjunto de la Premier.
Posiblemente el motivo del técnico español para extender su vínculo con el City esté relacionado con la hipotética llegada del Leo Messi en el próximo mercado de verano. Sin embargo, Guardiola tiene todo lo que quiere: confianza de los directivos, un plantel plagado de figuras, dinero para fichar y un proyecto estable, este último ha jugado un papel muy importante para que el ex técnico culé haya decidido renovar hasta 2023 y no solo un año como tenía por costumbre.
Sin duda alguna el objetivo principal que sigue teniendo Guardiola es la Liga de Campeones, un certamen en el que todavía no ha logrado imponer todo su poderío ofensivo. No obstante, el entrenador de 49 años está apostado por continuar comandando un proyecto que en un futuro cercano puede seguir sumando títulos al palmarés del City.
Cuando los jugadores responden a las exigencias del entrenador todo es mucho más sencillo y esta es la realidad del conjunto de inglés, ya que tiene un plantel plagado de talento y de compromiso, pues su desempeño cada fin de semana y en la Champions League hace pensar que el equipo está muy comprometido con su técnico.
El motivo de negociar de otra manera
Guardiola firmó una nueva ampliación por dos años más, igual que como lo hizo en 2018 cuando ganó la Premier con 100 puntos. Sin embargo, esta decisión no tiene nada que ver con la forma de negociar del club de 'Etihad', sino que el míster entiende que tiene todo lo necesario para pensar a mediano plano, un lujo que pocos entrenadores pueden darse en la actualidad, ya que cada vez importan menos los procesos y las directivas solo piensan en los resultados.
No obstante, en el Barça no fue de esta forma y Pep decidió renovar año a año. En 2008 Laporta apostó por él y le firmó, y luego de conseguir todo en la temporada 2008/09 terminó por ampliar un año más su vinculación con el equipo azulgrana. Posteriormente, en los siguientes dos cursos, ya con Sandro Rosell como presidente del club catalán, haría lo mismo, hasta que en 2012, debido al desgate que sentía, decidió dar un paso al costado. “Me voy feliz y en paz, pero nos hubiéramos hecho daño”, sentenció Guardiola en su despedida.