Haaland vivió un episodio que jamás olvidará tras el duelo ante el Manchester City

Los partidos de fútbol son finalmente historias. Se cuentan por goles y según lo que suceda en el campo, aunque con el paso del tiempo se ha podido llegar a más espacios dentro de lo que significa este deporte gracias a la tecnología, con charlas en el vestuario, peleas en el túnel y muchos otros detalles que hacen sub historias dentro de la principal.

Estas sub historias están normalmente relacionadas a las estrellas, a los fenómenos que sobresalen por encima del resto y están llamados a ser leyendas del fútbol, como ya ha sucedido con fanáticos que se lanzan al campo para abrazar a Cristiano y Messi, la bandera en la cara de Figo, el plátano a Dani Alves o la discusión entre Lucas Vázquez y Luis Suárez camino a los vestuarios en el derbi madrileño.

Actualmente, Haaland y Mbappé son los más expuestos a este tipo de cosas ya que están en el ojo del huracán, a un paso de jugar en el Real Madrid, Barcelona, Manchester City y cuantos clubes aparezcan en el radar del planeta. El noruego, fue el protagonista de la historia de esta ocasión, justo al terminar su último encuentro.

Haaland se dispuso a salir del campo para dar por finalizado el duelo entre su Borussia Dortmund y el Manchester City por la Champions League, con un 2-1 favorable al conjunto inglés que sigue siendo favorito para alzar el trofeo continental esta temporada. El delantero asistió a Reus para el único gol de su equipo.

Una vez en el túnel, uno de los árbitros asistentes, el rumano Octavian Sovre, se acercó al jugador con una tarjeta amarilla y lo detuvo en su andar para sorpresa de sus compañeros y de él mismo, al ver al colegiado con una tarjeta en a mano y no entender nada. Finalmente, se trataba de un autógrafo que solicitaba y aquella tarjeta era el papel para plasmar su firma.

Tecnología para el munbdo

Este hecho, tan curioso como viral, estalló como pólvora en las redes gracias a las cámaras presentes, que mostraron la sorpresa del jugador y la emoción del árbitro, que ya puede presumir de tener un autógrafo de uno de los que será de los mejores delanteros del planeta en el futuro.