Mientras Arabia se desvivía con el Clásico español por la Supercopa, en Italia se jugaba el homólogo del torneo en la versión del Calcio, con Juventus e Inter midiéndose en el Giuseppe Meazza para definir al campeón de campeones en el país de la bota. Las realidades de ambos conjuntos eran muy distintas.
La Juventus llegó de capa caída a defender su puesto pero con pocos argumentos entre el bajón de nivel que viven, la lesión de Chiesa y los problemas económicos que tienen actualmente por la pandemia y los constantes fracasos en Europa que no hacen justicia a la inversión de mercado que se llegó a realizar en su momento.
El Inter por su parte apareció pletórico gracias a que sigue siendo el mejor equipo de la Serie A, vive un buen momento en el torneo doméstico y pese a la salida de sus pilares dentro y fuera del campo han sabido mantener el ritmo para no bajarse de la punta de la tabla, con el Milan como posible único rival.
Weston McKennie abrió la lata de cabeza y puso el 1-0 en el marcador, dando argumentos a su entrenador para la lucha de un puesto en el mediocampo que sigue siendo difícil en la Juventus por la irregularidad que vive el equipo. Sin embargo esta ventaja sería parcial y los bianconeros no celebrarían mucho.
Lautaro Martínez marcó el empate desde el manchón penal y después de esto fue un partido más, uno del montón que solo tuvo emoción por el alargue que tuvo que jugarse. Pero Alexis Sánchez decidió que no se jugarían penales y al minuto 120 marcó el 2-1 definitivo que arrebató sobre la hora el encuentro a la Juventus.
Caída libre
Con Chiesa lesionado y este título perdido, la Juventus comienza a quedarse arrinconada en medio de una temporada que parece no tener mayor esperanza de enderezar el rumbo, por lo que las ventas de jugadores podrían ser masivas y al mismo tiempo, la llegada de muchos otros sería importante para Allegri.