En verano de 2017, Neymar tomó una decisión sorprendente que pilló desprevenido a todo el mundo: abandonar el FC Barcelona para fichar por el Paris Saint-Germain. Durante sus dos primeras temporadas en el equipo de la capital francesa, las cosas no le están saliendo como él pensaba y de hecho, en la última ventana de traspasos, tuvo la intención de regresar al Camp Nou.
Esta es su tercera campaña como futbolista del equipo parisino y la ha empezado con el mismo problema que le ha atormentado desde su llegada a Francia: las lesiones. A día de hoy, el brasileño sigue en el dique seco y los datos sobre su participación con el Paris Saint-Germain son alarmantes: se ha perdido más partidos (64) de los que ha disputado (63).
Hay que tener en cuenta que el Paris Saint-Germain se ha dejado, hasta ahora, más de 300 millones de euros en el brasileño: 222 por el pago de la cláusula de rescisión y 80 en concepto de salario. La cantidad de partidos que se ha perdido el brasileño sumada a lo que se ha pagado por él hace que al club francés le cueste una media de un millón de euros cada encuentro que él disputa.
Pese a que esta temporada ha marcado goles importantes y de bella factura, si los problemas físicos siguen cebándose con Neymar estamos ante una operación económicamente catastrófica para el Paris Saint-Germain. De hecho, la renovación del crack brasileño está enquistada y no sería descabellado que Al-Khelaïfi y Leonardo cediesen el próximo verano y le dejasen marchar si llegase una buena oferta por él.
Neymar reconoció estar frustrado
Recientemente, Neymar lamentó que sus lesiones no le hayan dejado tener continuidad en el Paris Saint-Germain ni en la 'canarinha'. "Mi objetivo es volver a estar entre los mejores, trabajo para estar entre los mejores. En estos últimos dos años no he estado entre ellos dos porque estuve varias veces lesionado. Mucho tiempo afuera", lamentó.
No obstante, Neymar quiso reivindicarse y se respaldó en los números que consiguió cuando no estuvo lesionado, pese a los meses que se pasó en el dique seco. "Fueron más de tres meses en cada lesión que tuve en estos dos años y eso quita tiempo, te frena. Pero si miras los datos y los números, puedes ver que nunca dejé de jugar al fútbol. Lamentablemente en la vida de un atleta puede pasar esto", sentenció.