2-8: La retrospectiva de un Barcelona destrozado en Lisboa

Esta semana el fútbol cumple una de las máximas más repetidas en su historia: siempre da revancha. El duelo entre Barcelona y Bayern será el reencuentro después del fatídico 2-8 que marcó un antes y después para el club, con el burofax de Messi a final de campaña y un equipo fracturado.

Más de un año natural o temporada y media después en lenguaje fútbol, pero la herida es de ayer por lo que duele, por lo que sigue dejando en la memoria culé, tanto en la grada como en el campo. El partido de Champions será un brebaje de reivindicación que varios se quieren tomar ante los alemanes.

Nadie atacó

Se hicieron dos goles más por despiste del Bayern y talento individual que por verdadera capacidad colectiva. El Barcelona de Messi y Suárez se vio incapaz ante un tanque que terminó por aplastar el continente y firmar un triplete espectacular. Tal vez, la historia quiso ver a Lewandowski como héroe y afincó más la diferencia.

Pero tampoco defendieron

No regresaba Messi, poco lo hacía Suárez, Ter Stegen no tuvo su noche y de seguir así nombramos a todos los que vistieron de corto en aquella noche de Lisboa que terminó con Quique Setién a modo de crucifixión en el banquillo, con los brazos abiertos sin entender nada, sin saber cómo reaccionar.

Desahucio total

Si de un parte médico se tratase el Barcelona sería un paciente terminal para aquel enfrentamiento, incluso fuera de cualquier posibilidad de milagro o medicina de último momento para un equipo que venía tambaleando desde Roma, Liverpool o cualquier enfrentamiento de Liga que tal vez terminó con tres puntos a favor, pero con esa imagen de cansancio que finalmente se hizo realidad.

Ahora el club quiere demostrar que tiene talante para reponerse a lo que sea pero las opciones son pocas. Alaba y Boateng no son los centrales pero tampoco fueron tan contundentes como Lewandowski o Muller, además de Coutinho, que bien tendría en marcar esos dos goles de Portugal en este partido.