Ronald Koeman no se levantó del banquillo en la última parte del partido entre el Barça y el Celta. Pareció vivirlo con resignación mientras se encontraba acompañado de su inseparable Schreuder, tal vez temiendo lo que le espera en los próximos días.
Si Laporta y Xavi Hernández llegaran a ponerse de acuerdo, será muy probable que el holandés deje de ser entrenador del Barça. Vio a su equipo caerse de nuevo en la segunda parte y, como en los últimos partidos, realizó cambios sin mayor consistencia.
Esta vez, sin embargo, los cambios parecieron ir un poco más allá de eso. A diferencia de otras citas, estos cambios dieron la sensación de ser una forma de abrir los brazos, de intentar decir de forma clara y concisa "esto es lo que tengo". Koeman ya dejó caer durante la pasada semana que no le han hecho más que un fichaje desde que llegó, el de Sergiño Dest, ya que tanto Pedri como Francisco Trincao ya estaban fichados y este último no ha cubierto las expectativas.
Ahora que ha llegado el final de la temporada, y los culés han perdido toda oportunidad de ganar LaLiga, se ha descubierto que la plantilla del Barça no tenía las herramientas suficientes para ganar un campeonato que pasa por las cuatro estaciones de todo el año como es LaLiga Santander.
Primero salió al campo Riqui Puig, que estaba desaparecido en combate y que no ha tenido muchos minutos a lo largo de esta temporada, para sustituir a un agotado Pedri que ha participado en un gran número de partidos en todo este ciclo.
Luego fue el turno de Sergiño Dest y de Martin Braithwaite, jugadores que son todo corazón. Pero el técnico holandés todavía falla técnicamente y en la toma de decisiones y el danés, aunque siempre ha tenido una excelente actitud que lo ha hecho ganarse el respeto de toda la plantilla, no es jugador de equipo grande.
La llegada de Pjanic
La guinda final fue la salida de Pjanic, que lleva doce partidos sin un solo minuto y jugó los últimos cinco contra el Celta después de la salida de Lenglet. Habrá quienes crean, y con mucha razón, que Koeman lo hizo por necesidad debido a la roja al central francés. Pero es difícil no pensar que el gesto del holandés fue en parte para protestar por su situación.
Ahora que desde la directiva azulgrana se duda más que nunca de la capacidad de un Koeman que ha intentado hacer malabarismos con una plantilla con la que, habiendo visto el final de esta temporada, ha hecho un milagro ganando la Copa del Rey. El único que no salió al campo fue Júnior Firpo.