La pandemia le cambió la vida a todo el planeta y ahora se trabaja en regresar a la normalidad, un símil tan irreal como cercano al que solo Marvel pudo presentar en sus dos últimas películas de los Vengadores entre la desaparición y regreso de mucha gente en el planeta. Pero acá no hay gemas, ni héroes.

Valencia y Dinamo llegaron al Camp Nou con la ansiedad de un gran estadio gritando en su contra, pero se encontraron poco más de 40 mil personas que en algunos momentos llegaron a pitar a sus propios jugadores, por lo que fácil no sería el adjetivo para ambos encuentros que resultaron vitales y afortunadamente, positivos.

Análisis de Laporta

El presidente del club dejó caer dos motivos que por muy superficiales que parezcan, algo de razón llevan en lo estadístico. El primero va con la pandemia de forma directa, ya que cambió la rutina de muchas personas y el fútbol dejó de ser una actividad habitual, aunque el futuro traerá de regreso a muchos aficionados.

El segundo, el turismo. Uno de los grandes aliados del Barcelona es el contexto histórico que le rodea, en medio de una de las ciudades más visitadas del mundo y con mayor cantidad de turistas continuamente, un factor que también irá recuperándose con el tiempo y la desescalada total tras este virus.

Lo que no se menciona

Al comienzo hablamos de héroes de forma utópica y ahora se mencionan en la distopía más aterradora que se pudo haber planteado en el club. Neymar, Suárez y Messi, en ese orden, fueron los últimos salvadores del club que se marcharon para dejar huérfanos a los fanáticos culés, por lo que ir al Camp Nou no resulta tan halagador.

Solo aquellos que siguen enamorados del club y la filosofía de llevar canteranos a la gloria podrían tener algún pensamiento positivo para llenar un puesto, disfrutar de Gavi o Ansu Fati, ver a Nico calentar y confiar en que Depay, De Jong y Agüero, formen una armada legionaria que regresen a los veteranos Piqué, Alba y Busquets, a sus años dorados.