A pesar de la deuda y crisis que se adueña del espectro comunicacional del Barcelona, solo el adiós de Messi es una medida negativa en la actual gestión de Laporta y sus compañeros de junta, aunque cabe recordar que dicha salida fue también consecuencia de lo que sucedió en el pasado con los contratos y gastos desmedidos.

Desde su llegada hizo lo posible por renovar a Messi y convencer a todos de que sería el único capaz de lograrlo. La primera era casi imposible y la segunda la entendieron todos los socios, por lo que a pesar del trago amargo, se sabe perfectamente que el argentino hubiese salido mucho antes con otro presidente.

En busca de convencer a Messi llegó Sergio Agüero, delantero contrastado y gran amigo del argentino. Su fichaje fue a coste cero y pese a su edad, se mantuvo como uno de los mejores jugadores de la Premier en su estancia en el Manchester City, club del que salió como figura y leyenda.

Pero no fue el único, porque el ataque se reforzó también con Memphis Depay, holandés que llegó a pedido expreso de Ronald Koeman desde la pasada temporada. Su fichaje también fue a coste cero y desde que llegó se ganó a sus compañeros y nuevos fanáticos, que vieron con recelo a un jugador que no pudo con la presión de la élite en su paso por el Manchester United.

Para la defensa también hubo proeza al conseguir el fichaje de Eric García, que también llegó gratis al equipo culé tras no renovar con el Manchester City en un acto de verdadero barcelonismo, al estar toda la temporada sin disfrutar casi de minutos y por ende, llegar con la forma justa a la Eurocopa y Juegos Olímpicos.

Sin la misma suerte para vender

No todo es bueno, porque Laporta no ha conseguido darle salida a los jugadores con los que Koeman no cuenta, por lo que sigue estando el lunar de vender, que ya no bien, sino al menos vender, sabiendo que fichas como las de Umtiti, Pjanic y Coutinho, sobran en el club incluso en lo deportivo.