Uno de los principales problemas durante los primeros 45 minutos del partido entre el FC Barcelona y el Granada fue la casi nula conexión entre el medio y el ataque. Con un Ivan Rakitic que debía hacer de mediocentro, por lo que estaba muchos metros más retrasado de lo que nos tiene acostumbrado, Rafinha Alcántara y Denis Suárez debían de coger la manija para despertar a los suyos.
Y la verdad es que se les vio muy verdes durante ese primer tiempo. Cierto es que Lucas Alcaraz armó una tela de araña donde los dos interiores se enganchaban una y otra vez siempre que querían arrancar una jugada. Ninguno de los dos pudo ofrecer un nivel óptimo y el juego del Barça, en consecuencia, debía de ser mucho más vertical que de costumbre.
Faltaba un Andrés Iniesta que diese la pausa en el medio, arrancase con el balón entre las piernas y generase espacio que aprovechasen Neymar, Suárez y Leo Messi. Ese debía haber sido un Denis que no acabó de estar a gusto en ese rol. El gallego sigue progresando y sumando minutos con el equipo pero ante rivales que se cierran de forma numantina no acaba de coger los galones necesarios para romper ese tipo de choques.
Antes de ser sustituido se le vio mucho mejor, sin miedo e intentando varias jugadas. Si bien en el inicio del partido se le veía un poco perdido en el interior diestro, ocupando posiciones de Sergi Roberto, ya en la segunda parte se asentó y fue un buen complemento del de Reus. Poco antes del cambio por Gomes se sacó un pase magistral de la chistera a la carrera de Luis Suárez que Vezo despejó por los pelos. Dejó claro Denis, por tanto, que lo que necesita es jugar y acabar de pulirse para ser un miembro productivo del equipo en esta clase de partidos.