Así jugaría el Barça con Messi, Suárez, Neymar y Lautaro

El FC Barcelona está dispuesto a dar que hablar en el verano de 2020, en el que pretende reconstruir su proyecto. Los catalanes desean reformar la plantilla y mejorarla pensando tanto a corto como a largo plazo, desprendiéndose de algunos futbolistas veteranos y haciendo sitio a otros más jóvenes, que puedan ayudar a las estrellas que pronto dirán adiós y asumir responsabilidades en un futuro no demasiado lejano.

Los retoques más llamativos llegarían sin duda a la delantera, donde los objetivos son Neymar y Lautaro Martínez. Con Philippe Coutinho buscando un conjunto en el que poder recuperar su mejor versión, Antoine Griezmann y Ousmane Dembélé luchando contra su bajo rendimiento y los rumores sobre su marcha y Ansu Fati asomando la cabeza con los 'mayores', ambos apuntan a relevar a Leo Messi y Luis Suárez.

Si logran juntar a todo ese talento en un mismo vestuario, los culés tendrían de nuevo el mejor ataque el mundo, recordando el que una vez ya unió al de Sao Paulo con el de Rosario y el de Salto. Entre 2014 y 2017, el tridente se confirmó como una de las grandes claves para llenar de títulos las vitrinas del Camp Nou, y su buen rendimiento es lo que ha empujado a los responsables deportivos a volver a llamar al ex del Santos.

Aunque no parece demasiado probable, algunos aficionados ya sueñan con verles a todos juntos en una misma alineación. En ella, Messi y Neymar mantendrían su posición, unos metros por detras de Lautaro y Suárez, encargados de fijar defensas y de abrir espacio para los dos creadores. Este experimento ya se ha realizado en alguna ocasión sumando a los dos azulgranas con Dembélé y Coutinho, y Thomas Tuchel lo ha probado en el PSG con su estrella junto a Edinson Cavani, Mauro Icardi y Kylian Mbappé.

Para ello haría falta un centro del campo seguro y contundente, y el sacrificio y compromiso de varios atacantes. Probablemente, el capitán sería el único liberado en la presión, mientras que los tres jugadores restantes estarían obligados a ayudar a los pivotes. Si le tocara jugar a Sergio Busquets, este necesitaría a un auténtico pulmón a su lado, mientras que Frenkie de Jong y Arthur deberían combinar posesión, efectividad y desgaste para que la retaguardia, en la que los laterales deberían ser más cuidadosos, no tuviera excesivos problemas. Entre otras cuestiones, este es uno de los motivos que empuja a la secretaría técnica a buscar un 'todoterreno' que asuma el rol de Paulinho o Arturo Vidal.

Las rotaciones, la clave con Messi, Suárez, Neymar y Lautaro

La opción más lógica, y también más esperada, sería la de las rotaciones, que apuntaría sobre todo a Suárez y Lautaro. El uruguayo ha defendido sin titubear que no vería con malos ojos tener más competencia, lo que significaría tener que pelear más por hacerse con un sitio entre los titulares pero a la vez un descargo, porque así podría reservarse sin tantos problemas y cuidar al detalle una rodilla que le ha dado más de un dolor de cabeza. A ninguno de los dos le gustaría pasar por el banquillo, pero el suyo es un relevo que podría surgir de forma muy natural.

De la misma manera, Messi tendría a su lado compañeros capaces de asumir responsabilidades, y Neymar sería un apoyo y un recambio de máximo nivel. En su etapa en la Ciudad Condal, el '9' y el '11' demostraron que podían tirar del carro si el '10' tenía molestias, si no estaba al 100% o si necesitaba, simplemente, tomarse un respiro. Hoy por hoy, el equipo no se sostiene sin el capitán, y aunque la dependencia es entendible al tratarse del mejor jugador del mundo, no puede ser permanente porque las fuerzas no dan para tanto. Y un día llegará su final.

En cualquier caso, el Barça debe mover muy bien las piezas en el tablero para tener la posibilidad de soñar a lo grande, lo que significaría que, si el fútbol el vuelve a acompañar, habría poder ofensivo de sobra para pensar en los títulos. Aunqure también pretenden arreglar algún descosido en la defensa, el ataque ha fallado en grandes citas que han costado trofeos, y desde luego, con estar alternativas a su disposición, cualquier entrenador del mundo estaría encantado de tener que elaborar un once cada semana. Sobrarían quilates, y no faltaría calidad.