En enero de 2018, el FC Barcelona cerró el fichaje de Philippe Coutinho, uno de los mejores jugadores del planeta, a cambio del pago de 120 millones de euros en el Liverpool. En Inglaterra, el brasileño había triunfado como mediapunta con plena libertad de movimientos, con una capacidad goleadora, de desborde y de último pase que ilusionaba al barcelonismo.
La secretaría técnica culé le eligió como relevo generacional de Andrés Iniesta y ahí comenzó el error. Coutinho, acostumbrado a jugar en un equipo que jugaba para él y que le liberaba de las tareas oscuras, fue recolocado de interior, con la obligación de desplegarse defensivamente, pero no funcionó: con él, el equipo se partía.
Fue entonces cuando Ernesto Valverde le buscó cobijo en el extremo izquierdo, pero el remedio acabó siendo peor que la enfermedad y, ante su bajo rendimiento, acabó cedido en el Bayern de Múnich donde, por cierto, está jugando a un gran nivel. Cómo no, de mediapunta, donde jugaba en el Liverpool y donde se convirtió en uno de los mejores. En el Camp Nou, jamás jugó en su posición natural.
El Barça se había comprado un Ferrari para surcar las dunas del desierto y lógicamente no le funcionó. Coutinho es bueno en lo suyo, pero se le fichó para reconvertirle a otras posiciones. Lo peor de todo es que parece que la dirección deportiva no consideró que ahí naciera el problema y ahora va camino de tropezar nuevamente, y con otros 120 millones de euros de por medio, con la misma piedra.
Una piedra llamada Antoine Griezmann y que, pese a que en la Real Sociedad jugaba como extremo, se consolidó como uno de los mejores, tanto en Francia como en el Atlético de Madrid, jugando con libertad en la mediapunta. Nuevamente, en el FC Barcelona han optado por reconvertirle y colocarle en la banda izquierda donde, pese a sus tres goles, su influencia en el juego es mucho menor.
La cosa cambia mucho cuando juega con Francia, con mucha más libertad y en una posición centrada, y su nivel lógicamente es mucho mayor. El periodista Albert Ortega (@AlbertOrtegaES1) publicó en su Twitter dos mapas de calor que evidencian las diferencias de la posición que Griezmann ocupa en uno y otro sitio. Naturalmente, con los 'bleus' juega a un nivel más alto y tal vez el problema venga por ahí.