Sergio Busquets ya no es intocable en este FC Barcelona. Si esto todavía no se había confirmado, Ernesto Valverde lo volvió a dejar claro contra el Inter de Milán. El entrenador barcelonista decidió sustituir al centrocampista en el minuto 53 por Arturo Vidal cuando había que remontar un 0-1. Al de Badia le estaba costando seguir las transiciones ofensivas de los italianos y Valverde no dudó en sentarle.
No es la primera vez que el mediocentro es sustituido o no juega, pero sí es la primera ocasión en la que el 'Txingurri' le cambia con un resultado en contra. El técnico sigue confiando en Busquets, pero con este cambio demostró que ya no tiene el estatus de antaño. El internacional español ya no es imprescindible y va a tener que acostumbrarse a su nuevo rol.
La edad no perdona y a Busquets mucho menos que a los demás. El de Badia hace un par de temporadas que ha bajado su rendimiento, pero en la pasada fue cuando más se notó que ya no era el mismo. En el comienzo de este curso sigue igual y su físico ya no le permite hacer las cosas que hacía antes. Con balón sigue teniendo la misma calidad y puede seguir marcando diferencias, pero sin él le cuesta muchísimo más todo.
El Inter realizó una transición defensa-ataque rapidísima durante los primeros 45 minutos y el Barça sufrió lo indecible para intentar pararla. Busquets no pudo marcar su ritmo en ningún momento y se vio superado en el centro del campo. Tampoco Arthur ni De Jong pudieron parar a los interistas, pero aún con eso, ambos juegan a otro ritmo muy distinto al de Sergio.
Valverde lo veía y por eso decidió sacar al campo a un centrocampista del perfil 'box to box' de Arturo Vidal. El técnico dejó una especie de doble pivote con De Jong más atrasado y Arthur un poco más arriba, y puso al chileno en la mediapunta. Con este cambio de sistema logró presionar más la salida de balón del Inter y llegar con más hombres a la frontal del área.
Busquets será importante, pero no intocable
Busquets va a seguir siendo importante y será titular en la mayoría de partidos, pero parece que no volverá a ser indiscutible. Aunque solo tiene 31 años, lo cierto es que su físico en el campo aparenta tener alguno más. En partidos en los que el control del balón es del Barça y no hay excesiva presión del rival, el mediocentro seguirá dominando y marcando diferencias. Pero en los choques con presión, pocos espacios y un ritmo alto, como el del Inter de la pasada noche, al catalán le va a costar ser importante para su equipo.