Ousmane Dembélé ya había completado grandes actuaciones en los partidos previos de pretemporada 2019, y este sábado no quiso ser menos que sus compañeros en la delantera culé. Sin Leo Messi, el astro galo asumió la labor de desequilibrar a la defensa y buscar combinaciones en profundidad para Griezmann y Luis Suárez, algo más fijados por los centrales.
El uruguayo anotó dos de los tres primeros goles del Barça en el Michigan Stadium, mientras que Griezmann también logró ver portería ante el Napoli y así conseguir su primera diana con la elástica azulgrana. Fue entonces cuando Dembélé quiso unirse a la fiesta y, a falta de menos de media hora para el final del encuentro, protagonizó una endiablada jugada individual que acabó con el cuarto gol.
'Dembouz' recibió con espacio por delante y, cuando un par de defensores napolitanos intentaron pararle, se los sacó de encima con un regate que le daba salida hacia su pierna derecha. Desde fuera del área, probó un disparo raso y cruzado que no pudo detener Meret, y que significó el cuarto y último gol del FC Barcelona frente al Nápoles de Carlo Ancelotti.
Más allá de la diana, cabe resaltar el gran partido de Dembélé por su constante movilidad, su desparpajo y la capacidad constante de atraer a los defensores y sacarles de su posición natural. El joven atacante francés les superó por técnica y también por velocidad, volviendo a dejar claro que es uno de los mejores jugadores de su generación y que está dispuesto a ser importante esta próxima campaña.
Dembélé, motivado a pesar de la competencia
Pese a la llegada de Griezmann -gran amigo suyo, por cierto-, Dembélé sabe que dispondrá de minutos con regularidad siempre y cuando mantenga el nivel competitivo en los entrenamientos y en los partidos, sea o no en el once titular. Este sábado jugó un partidazo y se espera que también lo haga de aquí a unos días, cuando el FC Barcelona inicie el campeonato de Liga ante el Athletic Club en San Mamés.
El joven atacante galo de 22 años tiene todas las papeletas para volvr a ser titular junto a Griezmann y Suárez, debido a la lesión que arrastra todavía Leo Messi y que, seguramente, le impedirá vestirse de corto ante los vascos. Con Dembélé a este nivel y el resto de jugadores enchufados, Ernesto Valverde no tiene que preocuparse de nada. El Barça tiene ahora más pólvora que nunca en la plantilla.