Dembélé gana enteros dentro y fuera del terreno de juego

La versión actual de Ousmane Dembélé está bastante lejana a la de aquel joven que aterrizó en el FC Barcelona en 2017, con el apuro de suplir la reciente baja de Neymar, quien había partido al París Saint-Germain ese mismo verano. La cara que hoy en día muestra el francés es una totalmente distinta a la que tenía por aquella época y también a la que el mismo enseñó en años posteriores.

Más decisivo, enfocado y muchísimo más comprometido dentro del campo, Dembélé ha logrado ganarse la confianza de Ronald Koeman, quien, a principios de la presente campaña, tenía la intención de desprenderse del francés. Ahora, el ex Borussia Dortmund es, prácticamente, un indispensable dentro de los planes del técnico neerlandés, sea para arrancar como titular o para revolucionar un partido, entrando desde el banquillo de suplentes. 

Pero la "Revolución Dembélé" no solo se ha visto en lo que respecta al rendimiento del jugador dentro de la cancha. El vertiginoso extremo también ha portagonizado un notable cambio en su actitud, que lo ha hecho más unido a sus compañeros y lo ha llevado a superar la inmadurez con la que llegó al Camp Nou, cuando se relacionaba poco con los futbolistas que no fuesen de su misma edad, independientemente de que fueran del filial del Barcelona o de la primera plantilla y su rebeldía lo llevaba a protagonizar episodios desagradables, que le costaron, en su momento, las molestías del club. 

Esta característica nueva se logró ver tras el pitazo final en el encuentro ante el Granada, por la Copa del Rey, cuando un eufórico Dembélé se acercó a sus compañeros, para celebrar con éxtasis la que fue una remontada increíble. Participativo, tanto en el tiempo del partido, como en lo que respecta al camerino y libre de lesiones, esta es la versión de "El Mosquito" que el Barcelona necesita.

Dembélé, de desordenado a ejemplar

Ousmane Dembélé tuvo unos cuantos incidentes mientras pasaban los meses desde su llegada al FC Barcelona. Episodios desagradables y tristemente recordados, como cuando su excocinero denunció su vida desordenada o las numerosas ocasiones en las que el club tuvo que multarlo por no presentarse en las sesiones de entrenamiento o llegar tarde a las mismas, le dieron una mala fama a un jugador que, sufriendo de un viacrusis de lesiones que condicionaba su rendimiento, empezó a generar la desconfianza del entorno azulgrana.

Solo Dembélé podía cambiar ese paradígma y ha sido el mismo francés el que se ha encargado de recomponer su imagen ante sus compañeros, su entrenador y los hinchas del Barcelona. Si las lesiones lo respetan, esta puede ser la temporada consagratoria del ex Borussia Dortmund, dentro de las filas del conjunto culé.