Ousmane Dembélé está haciendo sin lugar a dudas su mejor temporada desde que llegó al FC Barcelona en 2017. El francés ha encontrado por fin estabilidad con Ronald Koeman y ha dejado atrás los problemas físicos que le han traído de cabeza desde su llegada a Can Barça. Sin lesiones y con un entrenador que confía plenamente en él y que sabe sacar lo que lleva dentro, el extremo está rindiendo como nunca.

El problema con el francés es que lleva cuatro años en el equipo, que costó 105 millones de euros más otros 40 en variables y que cobra casi 10 'kilos' anuales. Por todo ello, a estas alturas no solo se le exige que se mantenga sano, que juegue bien, que desequilibre o que participe, ahora mismo se le debe pedir que sea decisivo. Su sueldo, el precio que costó y su estatus en el equipo le convierten en estrella y tiene que ejercer como tal.

Por todo ello, a pesar de cuajar una buena actuación en la vuelta contra el Paris Saint-Germain, el galo dejó a deber en el Parque de los Príncipes. Se mostró muy activo, no dejó de moverse, de tirar desmarques y de desequilibrar con su velocidad y regate, pero de cara a puerta estuvo nefasto. En resumen, Ousmane hizo un encuentro que hubiese firmado Vinicius Jr, famoso por quedarse casi siempre a medias desde que llegó al Real Madrid.

Porque quedarse a medias es precisamente lo que hizo Dembélé ante el PSG este miércoles. El de Vernon no acertó en varios disparos relativamente cómodos desde la frontal del área que mandó desviados, no acertó en el último pase o centro en varias ocasiones y, para colmo, falló todas las oportunidades que tuvo contra Keylor Navas. El costarricense fue su pesadilla y no le permitió celebrar ningún gol durante el choque.

Dembélé le perdonó la vida al PSG

El delantero tuvo la primera y perdonó con un tiro potente y raso al que le faltó algo de colocación. El arquero se la sacó yendo al suelo y poniendo la mano fuerte y la ocasión se perdió. Después, volvió a tener otra y prácticamente se la 'regaló' al de Costa Rica. El internacional 'bleu' estaba prácticamente en el uno contra uno contra Navas y tiró flojo y a sus manos para desesperación del barcelonismo que le animaba por la televisón.

Además, a Dembélé también le faltó un punto más de precisión en el balón que le puso a Leo Messi y al que el '10' no llegó por muy poco en boca de gol. Aunque esta vez lo hizo bastante bien, esta jugada volvió a retratar su capacidad para ser decisivo de cara a puerta o en los últimos metros. Su actitud fue buenísima y sus movimientos también lo fueron, por lo que este es el camino a seguir, pero con casi 24 años se le exige ser más diferencial, algo que a día de hoy está lejos de ser.