Si alguien pensaba que el FC Barcelona tendría un partido fácil este jueves en Cornellá, se equivocaba. Los de Koeman fallaron lo que no está escrito y, tanto en la primera como en la segunda mitad, erraron desde los once metros. Ousmane Dembélé fue el encargado de protagonizar el ridículo en el segundo tiempo, al chutar un penalti por el centro, sin colocación ni demasiada potencia, que el portero no tuvo problemas en repeler.

Entre la falta de puntería de todos los culés y la inspiración de Ramón Juan, convirtieron al guardameta del Cornellá en un auténtico héroe en el Estadio Municipal. No deja de ser preocupante, eso sí, que el Barça haya fallado cinco de los últimos ocho lanzamientos de penalti esta temporada 2020-21, una cantidad de errores que dista mucho de lo que debería ser aceptable.

El propio Koeman se quejó en rueda de prensa de este dato, justo después del encuentro, al dejar claro que no es normal ni debe serlo que un equipo de talla mundial como el FC Barcelona falle tantas penas máximas, y más si cabe dos consecutivas en el mismo partido, con 0-0 en el marcador. Y es que el Barça jugó con fuego nuevamente este jueves, y por muy poco no se quemó.

Nunca había sucedido en la historia del club azulgrana que un mismo portero detuviera dos penaltis en menos de noventa minutos a los culés. Pero parece que esta temporada la cosa va de batir récords negativos, así que los de Koeman no quisieron desaprovechar la oportunidad de entrar en la historia, aunque fuese con una estadística que avergüenza al barcelonismo.

El Barça debe dejar de ser una escopeta de feria

Sea como sea, y a pesar de la redención de Dembélé y de la victoria final por 0-2, la realidad es que el FC Barcelona debe mejorar urgentemente desde los once metros y, también, en líneas generales en ataque. Los blaugrana son el equipo con más pólvora de toda España, pero si afinaran más la puntería llevarían cifras anotadoras de auténtico escándalo.

Esta temporada 2020-21 ya se han sufrido muchos resultados negativos por culpa de la falta de acierto, y no puede ser que la situación continúe así justo cuando están a punto de llegar los meses más importantes del curso. Koeman no lo acepta, como es lógico. Y la afición tampoco.