En medio del parón de selecciones, Fermín López ha aprovechado para dar una serie de entrevistas en la que ha repasado su actualidad y se ha 'mojado' sobre todo lo que tuvo que recorrer antes de 'asentarse' en el FC Barcelona. El centrocampista se ha convertido en una de las grandes sorpresas en esta temporada y todo parece indicar a que tendrá mucha continuidad en los planes de Xavi Hernández. 

Lo cierto es que, en su última entrevista, al diario 'SPORT', ha relatado cómo fue todo el proceso desde que el Barça se interesó en él. Ha comentado que su intención siempre fue vestirse de azulgrana, pero que habían otros equipos como el Real Madrid tantéandole:  "Recuerdo que fue mi padre, una vez en el coche… Me iba como tanteando, ¿no? A veces me día: “Oye Fer, y si viene el Barça o el Madrid, ¿qué hacemos?”. En esa época ya había interés por mí y claro, me preguntaban mi opinión, si me quería ir… Hasta que un día me dijo que el Barça me quería y que qué hacíamos".

La decisión de Fermín, al detalle

Según ha confesado, no tuvo que pensarlo dos veces antes de tomar la decisión de marcharse al Barça: "Yo dije “papá, papá, nos vamos, nos vamos”. No me lo pensé. Sí que es verdad que después, cuando iba pasando el tiempo y se acercaba la hora de irme, pues lo pasaba mal porque era muy pequeño y no quería separarme de mis padres, de mis amigos… Pero lo que he vivido aquí, entrar en La Masia, aunque fuera muy pequeño, no lo cambio por nada".

El motivo fue muy claro: es culé de cuna. Fue muy fácil dar el paso y no se ha equivocado, en lo absoluto: "Es que, desde que tengo conciencia soy culé. Mi ídolo era Messi y Iniesta y siempre iba con la camiseta del Barça. Y cuando se me presentó eso, pues la primera respuesta fue sí", señaló antes de describir cómo fue su primer año en el club, en el que le costó adaptarse porque todavía era muy pequeño. 

Apoyo incondicional del Barça

"El primer año, sobre todo, sí que seguía disfrutando del fútbol. Era ya un poco diferente porque era fútbol 11 y sí es verdad que era pequeño y me costaba un poco más, pero el primer año lo disfruté mucho", confesó, añadiendo que "ya los siguientes años, como cadete… Sí que me costó un poco más porque, no por presión, sino porque yo no iba bien… Mi crecimiento era muy tardío y sí que es verdad que, en ese momento, era difícil confiar en mí y ponerme a jugar, pero bueno, fue una etapa que aprendí y ya pasó".

No fue un proceso sencillo. Todo lo contrario. El camino fue más que complicado y le costó adaptarse, pero todo el esfuerzo terminó cobrando sentido gracias a un Barça que tuvo mucha paciencia con él: "Siempre he sentido ese apoyo, de Roura, de Altimira… Me decían que tuviera paciencia, que el físico me iba a llegar, que aprendiera, que mejorara y que algún día estoy iba a cambiar y que las fuerzas se iban a igualar. Y que ahí sería cuando todo lo aprendido saldría, todo lo que había mejorado".