El FC Barcelona estrenó LaLiga 2019-20 con disgusto, ya que perdió en su visita a San Mamés. El Athletic Club empezó mordiendo aunque los catalanes estrellaron dos balones en los palos, y tras la mejoría en el segundo tiempo, apareció Aritz Aduriz para poner el balón en las redes apenas un minuto después de haber saltado al césped, cuando el cronómetro ya marcaba el 89.
Los culés tienen unos días para sacar conclusiones y analizar aciertos y errores, y es que esta fue una jornada con varias advertencias. Tocaba jugar sin Leo Messi en un estadio complicado y el problema fue que el centro del campo se atascó, dejando sin argumentos a una delantera que tampoco vivió su mejor noche. La palma, eso sí, se la lleva uno de los recién llegados.
Con Luis Suárez encerrado y Ousmane Dembélé más apagado que de costumbre, a Antoine Griezmann le tocó sufrir en un encuentro que dejó claro que todavía está en fase de adaptación. Los chispazos de la pretemporada se los comieron los 'leones' para subrayar que ni el Atlético de Madrid y ni la selección tienen que ver con el exigente estilo que practican los barcelonistas, que necesitarán su mejor versión.
Al de Macon se le vio perdido primero en banda izquierda, si bien es cierto que no toda la culpa fue suya. Con un once desordenado, le costó generar muy pegado a la línea de cal, donde hace años que no juega porque su etapa en la Real Sociedad queda ya muy lejos. En este costado, queda encerrado sin poder desbordar, el centro es su único y previsible recurso y además la conexión con Jordi Alba está por construir, porque ambos se regalaron pases a ninguna parte en varias ocasiones en las que coincidieron en zona de ataque.
El galo echó de menos a un socio como Leo Messi, que acumule rivales, vea pases imposibles y le permita moverse con más espacios. De momento, le cuesta asumir un papel protagonista, porque aunque tenía un nueve a un lado, este estaba alejado demasiados metros. La defensa bilbaína lo tuvo bastante fácil para contener a un tridente que había maravillado en los partidos de preparación.
Y casi más que el propio Suárez lamentó Griezmann la lesión del uruguayo, porque le obligó a jugar en punta. Sin la corpulencia y el juego de espaldas que convierte en virtud el de Salto, el campeón del mundo se las vio y se las deseó para escaparse del férreo marcaje de los zagueros, ya que estaba en inferioridad de condiciones en balones aéreos y desubicado y demasiado tapado cuando el cuero rodaba por el verde.
El reto de Valverde es encajar a Griezmann en el Barça
Griezmann tiene mucho por mejorar y lo hará con el paso de los partidos, pero el Barça debe ser consciente de lo que ha fichado y saber aprovecharlo al máximo. Se vendió que el francés era polivalente y que podía jugar en los tres puestos de la delantera, pero ya sabían todos que no era un nueve al uso y que los extremos no son tan sencillos de interpretar para los que no tienen pasado culé. Ni es delantero centro ni un atacante de banda, por lo que el reto para Ernesto Valverde será encajarle en un once que busca ganar todos los títulos en juego. El tropiezo duele, pero la batalla sólo acaba de empezar.