Poco después de haber saltado al césped en sustitución de Sergi Roberto, muchos se echaron las manos a la cabeza al ver cojear a Rafinha Alcántara, pero el brasileño aguantó hasta el final del Atlético de Madrid-FC Barcelona y todo parecía haber quedado en un susto. Sin embargo, el domingo ha llegado con malas noticias para los culés, y es que el canterano estará varios meses fuera de combate.
Las pruebas médicas a las que ha sido sometido en la Ciudad Condal han confirmado el enésimo mazazo para el de Sao Paulo, que se ha roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y deberá pasar por el quirófano. Aunque no se ha estimado el tiempo de baja, en dolencias de esta magnitud la recuperación suele estar en torno a los seis meses, lo que le dejaría fuera para el resto del curso.
Se da la circunstancia de que no es la primera vez que las rodillas juegan una mala pasada al centrocampista, cuyo calvario arrancó en 2015. En el mes de septiembre, en un enfrentamiento de Champions contra la Roma, una dura entrada de Radja Nainggolan también acabó con sus opciones, porque en este caso se produjo exactamente el mismo percance pero en la articulación de la pierna derecha.
Fueron 202 días de baja hasta que pudo volver a sentirse futbolista, pero este no iba a ser el último disgusto que le iba a tocar afrontar. En abril de 2017 fue el menisco de la rodilla derecha el que falló contra el Granada, lo que supuso otra operación y otro largo periodo de gimnasio, ejercicios específicos y vida lejos de los terrenos de juego. 290 días más viendo el césped en la distancia.
La fortaleza mental de Rafinha, su salvación
Tras unos meses cedido en el Inter de Milán y un verano agitado, Rafinha volvió al Barça con intención de consolidarse en el primer equipo, y estaba logrando sentirse importante hasta que las lesiones volvieron a cruzarse en su camino. A su padre y representante, Mazinho, no le gusta la irregularidad a la que su hijo se ve sometido en el Camp Nou, pero el propio jugador le pidió calma y estaba completamente comprometido con la causa azulgrana.
Ahora, deberá esperar de nuevo para saber si está destinado a triunfar en el equipo de su vida o tiene que emprender un nuevo camino, aunque hay un aliado que puede ser decisivo para su explosión en el fútbol de élite. Más allá de la calidad que atesoran sus botas, el brasileño tiene una mentalidad de hierro, que ha sido puesta a prueba en los últimos años y que siempre le ha permitido volver con más fuerza. La afición, los compañeros, los técnicos y todos los empleados del club no le van a dejar de lado, y ya queda un día menos para volver a verle sobre el verde.