La gran estrella del FC Barcelona, Leo Messi, fue el último jugador en abandonar Anfield tras el desastroso partido contra el Liverpool, que dejó a los culés a las puertas de una final de Champions League en la que ya se veían desde hacía días. Las cámaras de televisión captaron cómo Leo Messi se marchó cabizbajo y sin mediar palabra, pasando por la zona mixta con gesto serio.
La cara de Leo Messi lo dijo todo, así como su silencio. Había prometido al FC Barcelona luchar por la 'copita linda' esta temporada 2018-19 como máxima prioridad, y a la hora de la verdad no fue capaz de ayudar a los suyos para pasar a la final. Hizo lo que pudo, pero estuvo demasiado solo y sus compañeros no le igualaron en cuanto a intensidad.
Messi jugó contra el mundo cuando agarró el balón, y naturalmente no pudo sortear a todos los rivales que se le pusieron enfrente. Sí dispuso de algunas oportunidades claras de gol, pero sus disparos se marcharon desviados y, esta vez, no pudo sacarse recursos de la chistera como la endiablada falta directa que anotó en el partido de ida.
El Messi más terrenal mejoró ligeramente la versión del resto de sus compañeros, que no a la altura de las expectativas ni del estatus que ostentan en el fútbol internacional. Los Busquets, Alba, Rakitic, Sergi Roberto, Coutinho y compañía desaparecieron del mapa, y el FC Barcelona fue ridiculizado por un Liverpool que le superó en todo.
La Champions League tendrá que esperar (otra vez)
Leo Messi terminó el partido decepcionado, como no podía ser de otra manera. Con 12 goles anotados en esta Champions League 2018-19, probablemente acabe llevándose el 'Pichichi' del torneo pero no la 'orejona', que era su mayor anhelo. Una vez más, tendrá que esperar al año que viene, ya con 32 años, volviendo a perder la oportunidad de engrosar su palmarés y el del Barça.
El posible doblete de Liga Santander y Copa del Rey que puede cosechar el Barça por segundo año consecutivo -si vence al Valencia en el Benito Villamarín el 25 de mayo- tendrá un sabor agridulce. Porque el Barça, pese a haber rodeado a Leo Messi de una plantilla más competitiva este curso, ha vuelto a tropezar con la misma piedra que el año pasado. Toca reflexionar, levantarse y luchar por una mejora... Sobre todo en lo mental.