Cuando Leo Messi se pone el mono de trabajo, a los rivales sólo les queda temblar e intentar no llevarse una sangría de goles en contra. El argentino todavía no había jugado ni un minuto esta temporada 2017-18 en la Copa del Rey, y demostró estar motivado al cien por cien contra el Celta de Vigo este jueves en el Camp Nou, en la vuelta de los octavos de final.
En el primer cuarto de hora, el '10' se sacó de la chistera dos goles prácticamente idénticos a pase de Jordi Alba. El Barcelona se desdobló en ataque en los minutos 13 y 15 para coger desordenada a la defensa rival, y tras encontrar Leo Messi a Jordi Alba abierto y desmarcado en la banda izquierda, no dudó en darle el balón para que, justo después, el de L'Hospitalet se lo devolviera al pie.
En el primer gol Leo Messi necesitó de una volea cruzada para marcar, mientras que en el segundo se valió de uno de sus tradicionales 'pases a la red', un disparo no demasiado fuerte pero raso y muy colocado, sin que el guardameta Sergio Álvarez consiguiera atajar el balón.
El FC Barcelona se gustó gracias a la magia de Leo Messi en ataque, dado que después de los goles el argentino siguió haciendo lo que quería en los aledaños del área del Celta. Taconazos, paredes, caños... Messi demostró estar en un estado de forma sublime, y con los dos goles marcados en el primer cuarto de hora llegó además a los 22 tantos esta temporada 2017-18 en todas las competiciones.
Messi nunca pierde la ambición
Está claro que Leo Messi ha empezado el año 2018 dispuesto a confirmar sus deseos de fin de año. El rosarino está decidido a pelear seriamente por todos y cada uno de los títulos que dispute con el Barça esta campaña, antes de disputar el Mundial de Rusia 2018. Sólo así tendrá opciones de seguir dilatando un palmarés y una leyenda que no tienen límites.