Algunos llegaron a preguntarse si la celebración estaba ya pensada, o si Leo Messi quiso enviar algún mensaje concreto, como por ejemplo que su renovación con el FC Barcelona es inminente. Lo cierto, sin embargo, es que la apoteósica celebración de "La Pulga" tras anotar el 2-3 en el Santiago Bernabéu únicamente tuvo fundamento en la rabia y emoción contenida por cómo había transcurrido el partido.
Y es que el "10" sufrió golpes y porrazos por doquier, siendo derribado en multitud de ocasiones por los jugadores del Real Madrid. Marcelo le dio -voluntariamente o no- un codazo en la cara que le costó algunos puntos de sutura, mientras que Sergio Ramos pudo lesionarle de gravedad en caso de haber impactado completamente con su pierna en la segunda mitad.
A todo esto, el árbitro Hernández Hernández perdonó la expulsión de Casemiro por doble tarjeta amarilla, mientras que a Leo Messi también le cabreó la relajación puntual del equipo en la jugada del empate a dos del Real Madrid, obra de James Rodríguez.
Una de las celebraciones más brutales de Messi
Por ello, después de marcar un gol en el descuento que nadie esperaba, Leo Messi estalló todas sus emociones contenidas y no dudó en "picar" a la afición de un Santiago Bernabéu que había estado abucheándole e insultándole a lo largo de los noventa minutos.
No sonrió, no gesticuló. Simplemente se quitó la camiseta y, bien erguido, recordó al Bernabéu y al mundo entero que el mejor jugador del mundo, Leo Messi, juega en el FC Barcelona. No fue ningún mensaje de renovación inminente, pero eso no quita que la continuidad del argentino en el Barcelona esté muy cerca de fraguarse, después de la última reunión entre Bartomeu y Jorge Messi. No te vayas nunca, Leo. Ni cuelgues las botas.