Muchas dudas en el entorno de Lionel Messi tras las diversas polémicas de la presente temporada, con las recientes declaraciones de Di María y la publicación de su contrato como las más recientes. Pero el talento no entiende de obstáculos y solo sabe potenciar a quien lo posee, como es el caso del capitán del FC Barcelona, que comenzó un poco lento la campaña pero ya está cerca de su mejor nivel.
Todavía falta, pero parece haber quedado atrás aquel cabizbajo jugador que se vio derrotado en Lisboa en el entretiempo ante el Bayern. Ahora tenemos a un jugador cargado de liderazgo desde lo que mejor sabe hacer que es jugar al fútbol. Granada fue su última víctima, pero no la única que ha tenido.
Comenzó el debate con el posible regreso forzado a la disciplina blaugrana tras su intento de salida, con el frío trato de Ronald Koeman y su poca implicación en el desenvolvimiento de cada juego. Pero en algún punto de la temporada, el chip volvió a activarse y es tan natural verlo hacer maravillas que seguramente será difícil precisar el instante puntual.
Sus condiciones y calidad siempre le hicieron partir desde atrás en cada jugada, dejando un desastre de rivales en el suelo de manera frecuente, tal como Getafe y Boateng deben recordar bien en esa larga lista. Ahora, con 33 años (cerca de los 34), Messi exprime su visión y lectura para darle un plus infinito a sus compañeros.
El héroe del marcador en Granada fue Griezmann, otras veces lo fue De Jong y también Pedri ha tenido fortuna de cara al arco, pero en casi todas esas oportunidades Lio se encarga de aparecer cada vez más. Vale que sea organizando la jugada como también dando el pase final, en una combinación de vértigo y puñal con Jordi Alba o una secuencia de paredes con algún mediocampista.
Los conciertos del argentino vuelven cada día con más afinación y se siente en el club y su desempeño. La remontada ante Granada no fue casualidad viendo que solo Messi generó nueve ocasiones en todo el partido, participando de forma importante en el 2-1, 2-2 y 4-2, goles que celebró con particular emoción.
Fuera del campo también
Pero esa reconciliación con su genio no es solo con la pelota al pie, ya que tras acabar el encuentro se le vio muy cercano a distintos fanáticos que buscaban una foto o un autógrafo, algo que jamás negó pero que sí manejó con mucha cautela y alejado del bullicio. Ahora se le ve más implicado, en labores de capitán.
Tal vez la ausencia de Piqué y el vaivén de Busquets entre recuperar su nivel y luchar por la titularidad le dieron una carga adicional a Messi que sin duda, terminaron por potenciarlo en una campaña que será muy tensa para él, pero que de seguir a este nivel, mantendrá a su equipo como candidato al menos a complicar cualquier disputa y trofeo.