Minuto 43 de partido, al filo del tiempo de descuento. Leo Messi, en una clara muestra de pillería y motivación, ataca por la espalda un balón que Koulibaly creía tener controlado. El argentino llega a contactar con el balón antes que el central del Nápoles y éste, que ya había armado la pierna para despejar, golpea el tobillo del '10' con una patada tremenda.
Los jugadores del FC Barcelona protestaron airadamente lo que el árbitro, y el VAR, corroboraron después: penalti claro a Messi. Buena noticia para el Barcelona, claro está, pero no tan bueno era el hecho de ver cómo Leo Messi se retorcía de dolor sobre el césped. El rosarino tuvo que ser atendido por los servicios médicos, y viendo la repetición de la patada no es de extrañar.
Koulibaly podría haberle hecho mucho daño, y de hecho lo hizo, aunque por fortuna parece que todo quedó en una contusión. Al cabo de unos minutos y después de que Luis Suárez transformarse el penalti, Messi se levantó, se ató la bota y se estuvo probando en el campo antes del descanso. Con el pitido del final del primer tiempo y tras varios minutos de cojera, 'La Pulga' se marchó a los vestuarios como si nada, ya caminando normal.
Buena señal, como lo fue el hecho de verle saltar al terreno de juego a la salida de los vestuarios. El argentino jugó todo el segundo tiempo, se pegó varias carreras y no se le volvió a ver cojear en ningún momento. Seguramente le aplicaron algún tipo de spray o gel para que no sintiera el dolor en caliente, aunque seguro que en frío la cosa será distinta.
Con Messi, todo es más fácil
El caso es que, afortunadamente, todo quedó en un susto y no peligra la participación del '10' en el trascendental partido de cuartos de final contra el Bayern Múnich, el próximo viernes 14 de agosto en Lisboa. Leo Messi estará disponible para ser alineado por Quique Setién en el once titular, y se espera que pueda estar al cien por cien, ya sin dolor.
Perder al argentino para un partido así habría sido letal para el FC Barcelona, y más viendo lo mucho que sufre el equipo en determinadas fases para sacar los encuentros adelante. Contra el Nápoles, tuvo la fortuna de que a los italianos les faltó algo de puntería, y también de tener en ataque a un Messi muy resolutivo e inspirado con y sin el balón en los pies. Sin el rosarino, otro gallo habría cantado... Y el Barça, posiblemente, no estaría en cuartos.