Leo Messi andaba caliente en el tramo final de la primera mitad contra el Sevilla, y no se contuvo justo después de una falta clara del conjunto hispalense contra Luis Suárez, al borde del área de Vaclík. El argentino no dudó en encararse a Diego Carlos, y después de dirigirse a él con un "la concha de tu madre", le empujó a pocos metros del árbitro.
Diego Carlos se dejó caer descaradamente y nadie se lo tragó, pero fue la chispa suficiente para que se formara el lío entre los jugadores de ambos equipos. Fernando acudió rápidamente a reclamar al árbitro, y Busquets llegó como una exhalación para llevarse al brasileño, agarrándole de la camiseta de forma desmesurada. Al final, y para sorpresa de algunos, Messi y Diego Carlos se quedaron sin amonestación, y las únicas 'víctimas' fueron Busquets y Fernando.
El colegiado, González González, decidió no amonestar a los dos protagonistas de la acción, cosa que desencadenó todo tipo de críticas y comentarios de los merengues a través de las redes sociales. Los seguidores del Real Madrid, y también los del Sevilla, argumentaron que si la historia hubiese sido al revés y fuera Diego Carlos el del insulto y el empujón, el brasileño habría acabado incluso expulsado.
Independientemente de los comentarios, justificados o no, la realidad es que Messi se salvó del que podría haber sido un grave contratiempo para él y para los intereses del Barcelona. El rifirrafe, en cualquier caso, vuelve a dejar clara la ambición de Messi y lo enchufado que está en todos los partidos después del confinamiento, con la voluntad de dejarse la piel en todos los aspectos.
Gerard Piqué se las tuvo con Reguilón
Apenas unos minutos después del encontronazo entre Messi y Diego Carlos, los protagonistas fueron Gerard Piqué y Sergio Reguilón. El central catalán, con tarjeta amarilla, chocó con Reguilón al intentar rematar un balón aéreo y el lateral cedido por el Real Madrid se fue al suelo, probablemente intentando forzar la segunda cartulina para el jugador azulgrana.
No lo consiguió, y además se llevó una reprimenda del propio Piqué, muy enfadado por el gesto del futbolista del Sevilla. González González dejó seguir el juego y poco después pitó el final de los primeros 45 minutos de juego, con todo por decidir y el ambiente caldeado en el Sánchez Pizjuán.