Puede decirse que no habrá nadie que salga más contento del Ramón Sánchez-Pizjuán que Luis Suárez. Quizás Messi le iguale a felicidad después de haber ejecutado un partido perfecto, pero no le superará. El delantero de Salto se fue para su casa habiendo cumplido con las dos misiones que tenía antes del choque frente a los andaluces.
Una era la de colaborar a la victoria del equipo, a poder ser, con un gol. Este llegó en el segundo tiempo, en el minuto 60 para ser más concretos. Después de luchar y romperse la cara por los suyos, creando espacios y asistiendo, aprovechaba un pase de oro de Leo Messi para batir por bajo y de forma potente a Sergio Rico. Gol y tres puntos que se redondeó más tarde.
Pues Suárez llevaba varios partidos con cuatro amonestaciones a sus espaldas. Desde el partido de Vigo ante el Celta, el nueve uruguayo estuvo rondando una suspensión que habría sido trágica para el partido ante el Sevilla pero que de cara al Clásico de dentro de tres jornada sí que se podría haber convertido en un grandísimo quebradero de cabeza.
La quinta cartulina se la llevó tras protestarle a Jaime Latre una falta que había recibido él mismo por parte de Carriço. Suárez, que había pactado con Luis Enrique descansar tras el parón por selecciones en el partido ante el Málaga, había cumplido con el cometido. De hecho cumplió con los dos que tenía, por ello se fue contento y feliz. Objetivo cumplido, bien hecho por el bueno de Luis.