El FC Barcelona obtuvo una victoria apurada en Champions, que confirma, un año más, que le cuesta un mundo ganar fuera de casa. La solidez histórica que los catalanes demuestran en el Camp Nou -con la mayor racha de partidos consecutivos sin perder en la historia del torneo- contrasta con su sufrimiento lejos de él, donde son un aspirante mucho menos fiero por culpa de sus propias dudas y complejos.
Quizá el obstáculo más importante a domicilio es el gol, que le ha sido esquivo en las últimas citas clave. Hace tiempo que el equipo se deshace como un azucarillo cuando afronta encuentros determinantes en Europa, y eso afecta a su seguridad, a su creación, y en última instancia a los delanteros, que no logran embocar sus oportunidades e incluso, en ocasiones, ni siquiera las tienen. Su nivel es tan pobre como irreconocible.
Quien mejor ejemplifica esta maldición en los desplazamientos es Luis Suárez, negado desde 2015. A la habitual cantinela en todas las previas de este tipo de enfrentamientos, en las que se recuerda que el de Salto no anota desde el 16 de septiembre del mencionado año, se está uniendo una inexplicable mala fortuna cuando el ex del Liverpool lo tiene todo de cara para volver a celebrar.
En los 20 duelos que el uruguayo acumula ya de sequía no se ha cansado de insistir, e incluso ha forzado dos goles en propia. En la pasada edición, en el cruce de cuartos de final contra el Manchester United, tuvo mucho mérito en una diana decisiva que Gianluca Rocchi adjudicó a Luke Shaw, y esta vez la suerte la acompañó contra el Slavia de Praga, en un tanto que Bobby Madden le concedió a Peter Olayinka, quien desvió claramente su centro.
El caso es que las excusas que se ponen para acusar al nueve se están desgastando a base de fútbol, ya que a pesar de su veteranía, de que descansa poco, de que puede estar más o menos en forma o de que, le pese a quien le pese, siempre ha sido el mismo que triunfó, triunfa y está haciendo historia en el Barça, ha marcado 156 goles desde aquel en el Olímpico de Roma, lo que confirma que su mala racha es extrañamente inexplicable. El fútbol es así, que dirían algunos.
El vestuario del Barça reflexiona para recuperar su mejor versión
Como reclamó Messi en sus últimas entrevistas o como hizo este miércoles un exigido Ter Stegen, el Barça debe reforzarse y reencontrar su mejor versión, una exigencia clave para conseguir alcanzar este objetivo, ni más ni menos que llevar la Champions de nuevo a las vitrinas del Camp Nou. Mantener la brillante racha en casa sería la mejor de las señales, pero desde luego, no servirá de nada si no se mejora la versión que ofrecen fuera. En la Ciudad Condal hay deberes por hacer.