Ousmane Dembélé sale de la sartén para caer en las brasas. El extremo francés, que fue titular contra el Sevilla después de haberse recuperado de su lesión muscular, marcó un golazo pero acabó siendo expulsado por Mateu Lahoz, que le mostró la cartulina roja directa y ahora hace peligrar la presencia del 'mosquito' en el Clásico contra el Real Madrid.
En el minuto 87, Chicharito cuerpeó con Ronald Araújo en una acción de peligro en la que el mexicano acabó yéndose al suelo y Mateu Lahoz, siendo muy riguroso, señaló falta y expulsó al canterano azulgrana por ser el último defensa. La acción generó mucha polémica y provocó las protestas por parte de la mayoría de los jugadores azulgranas.
Ousmane Dembélé fue uno de los que acudió a protestar al árbitro y lo hizo con el poco español que sabe hablar con una frase que le supuso la expulsión. "Muy malo, eres muy malo", le espetó el extremo francés a un Mateu Lahoz que no dudó en mostrarle la roja directa y reflejarlo posteriormente en el acta del partido.
Es cierto que, con el resultado que había en el marcador, fue una irresponsabilidad por parte de Dembélé decirle eso a un árbitro como Mateu Lahoz, que no es precisamente el más tolerante del circuito. Pero también hay que pensar si realmente fue tan grave lo que el francés le dijo cuando las cámaras de televisión suelen captar en muchas ocasiones cosas peores que no tienen el mismo castigo.
El caso es que Dembélé se perderá el próximo partido de Liga contra el Eibar y tal vez pueda perderse el Clásico de Liga contra el Real Madrid. No obstante, hay serias esperanzas de que al galo solamente le caiga un partido de sanción, ya que no hubo insultos en sus protestas y puede considerarse una desconsideración, con una sanción menor.
Dembélé, el genio desastre
Ousmane Dembélé es un caso digno de estudio, capaz de lo mejor y de lo peor. En el primer tiempo, marcó un golazo que solo está al alcance de algunos privilegiados, con un gran recorte y un tiro elegante y preciso. En el segundo tiempo, tuvo una ocasión todavía más clara pero se precipitó y mandó el balón al tercer anfiteatro. Para acabar, una expulsión regurosa pero muy evitable por su parte. El francés es tan necesario como inconsciente.