El FC Barcelona sigue metido de lleno en la lucha por los títulos, y en las últimas semanas se ha ilusionado con la recuperación de Leo Messi. El de Rosario pasó por un mal momento en el inicio de la temporada porque los problemas físicos le mantuvieron apartado de los terrenos de juego, pero una vez confirmado su regreso y sus buenas sensaciones, el crack está creciendo y tirando del carro con una seguridad impresionante.
En los últimos tiempos se ha aceptado que la 'Messidependencia' no es un defecto del equipo, sino un argumento a utilizar a su favor. Como han avisado otros y recientemente ha recordado Ernesto Valverde, disfrutar del mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia no es algo por lo que se deba pedir perdón a los adversarios, sino una fuente de talento, goles y victorias de la que abastecerse mientras dure.
El inconveniente es que el conjunto azulgrana tiene lagunas importantes a nivel colectivo, y hay poco con lo que poder respaldar al '10'. En lo que va de campaña los resultados han salvado una esperanza que no se va a abandonar, pero el juego y la actitud han dejado síntomas que invitan a la preocupación. Cuando el atacante no está, no se encuentra fino o está demasiado tapado, hay pocos que puedan asumir responsabilidades. Con algunos chispazos de Luis Suárez, Marc-André ter Stegen o Gerard Piqué no basta.
La parte positiva es que la clasificación y el 'timing' de la temporada dejan un interesante margen de reacción, porque si hay que discutir, analizar y buscar soluciones para el bache, desde el primer puesto en LaLiga y la Champions se puede hacer mejor. Esa es la tregua que puede salvar a los Griezmann, Dembélé o Junior Firpo, y que puede permitir que más estrellas se sumen a la causa y que el grupo ordene sus ideas.
La negativa es que si la situación no mejora, las consecuencias pueden traducirse en una sequía de trofeos que nadie se explicaría cuando en el vestuario manda, precisamente, un Messi que necesita sentirse apoyado. Como ya demostraron Roma o Liverpool, el fútbol no se juega solo, y cuando llegue la hora de la verdad, la plantilla debe dar un paso al frente y respaldar a un crack que ya ha demostrado estar por encima del resto.
El proyecto 'post-Messi' no se está asentando
Más allá de las valoraciones de presente, también hay un aviso claro para el futuro, porque los cimientos de la era 'post-Messi' no están cuajando. Lo más evidente a pesar de las ilusiones irregulares con De Jong, Arthur, Ansu Fati o Carles Pérez es que todos ellos necesitan tiempo, y que para cuando el argentino decida dar ese temido paso a un lado -que de momento ni contempla-, tendrán que estar obligatoriamente preparados.
El Barça ha vivido un ejemplo claro muy cerca, con un Real Madrid desconsolado sin Cristiano Ronaldo. La marcha de una leyenda de esta dimensión deja un agujero difícil de llenar, lo que obliga a un esfuerzo en la planificación que hasta la fecha ha dejado más dudas que certezas. Sea con este entrenador o con otro, con los jugadores que hoy están o con canteranos y más fichajes, toca consolidar un proyecto que de momento sólo tiene un as en su baraja.