El peligroso mensaje que el Barça está enviando a sus canteranos

La temporada 2019-20 está en un momento crítico para el FC Barcelona, que debe dar un paso adelante en la lucha por los títulos. A pesar del resbalón en la Supercopa de España, los catalanes siguen con opciones en LaLiga, la Champions y la Copa del Rey, aunque deben aparcar las dudas que les persiguen y recuperar el carácter y la fiabilidad que desde hace años les convierte en candidatos y favoritos a todo.

En los últimos meses, los azulgrana son protagonistas habituales en el mercado de fichajes. La intención es consolidar a un grupo de presente y futuro que esté listo a corto-medio plazo para prolongar la reciente racha de éxitos, pero aunque la reforma de la plantilla ha ido avanzando, se han producido varios contratiempos que han obligado a dar numerosos giros en la planificación. Hay pocas negociaciones que hayan sido tranquilas, y las incógnitas han salpicado varias ventanas de traspasos en las que se ha saltado de sorpresa en sorpresa.

La hoja de ruta está marcada por una mezcla entre incorporaciones y canteranos, aunque estos útimos reciben un mensaje peligroso. Con Ernesto Valverde fueron reclamados en numerosas ocasiones para los entrenamientos y Quique Setién les ha abierto con más claridad la puerta del primer equipo, pero mientras las palabras y los gestos apuntan en una dirección, los negocios se dirigen en una totalmente contraria.

Es evidente que el Camp Nou no es para todos, pero la exigencia, y la excelencia, no deben confundirse con descontrol. La lista de altas y bajas revela que, salvo excepciones como los recién llegados Riqui Puig o Ansu Fati, cada vez son más los jóvenes que hacen las maletas, y en demasiadas ocasiones son usados como moneda de cambio para recuperar las maltrechas arcas del club y reinvertir en talento de fuera.

Las necesidades las evalúan los expertos de la entidad al detalle, pero en ocasiones podrían cubrirse con jugadores de casa. Un ejemplo claro es Junior Firpo, de quien el tiempo revelerá si fue o no una buena apuesta. Para hacerle sitio como escudero de Jordi Alba hubo que invertir más de 20 millones de euros, y salieron Juan Miranda y Marc Cucurella con cesiones y traspasos con opciones de recompra. Cada caso es un mundo y hay que insistir en que no todos alcanzan el nivel requerido, pero antes que jugársela con jóvenes de otros equipos, ¿no se podría comprobar si basta con las perlas propias?

Al Barça le llegan más advertencias

Hace escasos días, Dani Olmo explicó porqué dejó la Masia en 2014, con una justificación que le da y le quita razón al Barça. El de Terrassa confesó que el proyecto deportivo que le ofrecían en Croacia, más cercano al primer equipo, era más prometedor, y finalmente el tiempo ha acabado revelando que esta fue una buena opción para su desarrollo. Las prisas no son buenas consejeras y en la Ciudad Condal es más normal tirar de paciencia con las promesas, ya que la presión que hay que manejar es infinitamente superior a la que, por ejemplo, puede tener el Dinamo de Zagreb.

Pero parece demasiado precipitado que con urgencias en el primer equipo se dé luz verde al adiós de canteranos sin probarlos siquiera, y no se estudien vías alternativas para una financiación que se está convirtiendo en demasiado dependiente de la compra-venta. Con Luis Suárez de baja para cuatro meses, dejar escapar a un Carles Pérez que podría no regresar y a Abel Ruiz parece demasiado arriesgado, aunque sólo sea por la posibilidad de, antes de dejarse dinero en el Boatend de turno, cubrir el hueco con un futbolista que sería completamente gratis.