La sanción a Pepe que indigna al barcelonismo en el 'caso Dembélé'

Ousmane Dembélé se ha metido en un jardín en el que no era necesario entrar en un partido como el que el FC Barcelona jugaba contra el Sevilla y en un momento en el que todo estaba decidido con un marcador de 4-0. El delantero francés se expone a una casi segura sanción de dos partidos que no le permitirá jugar el Clásico contra el Real Madrid.

Dembélé será castigado por "desconsideración" al árbitro Mateu Lahoz, que redactó en el acta que el galo le había espetado "muy malo, eres muy malo" para protestarle la anterior expulsión de Ronald Araújo. Hasta el momento, se recuerdan tres precedentes con esa misma frase textual -con Gabriel Pires, Fabián Orellana y Álvaro González como protagonistas- y la sanción siempre fueron dos partidos.

Eso sí, hay un cuarto precedente que recibió la misma sanción en una situación parecida pero en unos términos mucho más ofensivos. Fue en marzo de 2012, después de un Villarreal-Real Madrid, cuando el colegiado andaluz Paradas Romero reflejó en el acta arbitral que el entonces defensa blanco Pepe le gritó: “¡Vaya atraco, hijo de puta!”.

En ese caso, el Comité de Competición consideró que la frase del central madridista era "menosprecio o desconsideración", en lugar de "insulto", que le hubiese acarreado una sanción posible de cuatro hasta 12 partidos. Por ello, genera cierta confusión e indignación que se sancione igual el "eres muy malo" de Dembélé con el “¡vaya atraco, hijo de puta!” de Pepe.

El Artículo 117 del Código Disciplinario

En aquel caso, se le aplicó a Pepe el Artículo 117 del Código Disciplinario, que dicta que “dirigirse a los árbitros, directivos o autoridades deportivas en términos o con actitudes de menosprecio o de desconsideración siempre que la acción no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes”.

Con casi total probabilidad, ese mismo artículo será el que se emplee por la sanción a Dembélé. Mateu Lahoz fue muy riguroso con sus dos cartulinas rojas, aunque también es cierto que el extremo francés habló de más en una situación que para nada requería de una protesta con todo sentenciado.