Ronald Koeman decidió salir en busca de la remontada contra el Sevilla en Copa del Rey con el mismo once que ganó a los hispalenses en LaLiga el domingo pasado. El entrenador holandés no lon dudó y apostó por los mismos once jugadores que pasaron por encima de los sevillistas en el Ramón Sánchez Pizjuán y que vencieron por 0-2. Una alineación con cambio de sistema incluido y con la ausencia de uno de los 'pesos pesados' de la plantilla.

Antoine Griezmann volvió a ser el damnificado para que el Barça pudiera jugar ante los andaluces con el 5-3-2 o el 3-5-2 con el que superó a los de Julen Lopetegui en el campeonato liguero. Para jugar con un central más hacía falta que uno de los delanteros se fuera al banquillo e igual que ocurrió hace unos días, el sacrificado volvió a ser el ex atacante del Atlético de Madrid. Además, hay que tener en cuenta que el ex colchonero ya fue suplente ante el Elche, sumando la tercera suplencia seguida.

Óscar Mingueza ocupó el sitio que dejó libre el delantero de Macon para jugar al lado de Gerard Piqué y de Clément Lenglet. El canterano fue el elegido para dar solidez a la zaga y permitir de esta manera que los dos laterales pudieran brillar más en fase ofensiva. Además, jugar con tres atrás es de gran ayuda para un Sergio Busquets que sufre mucho a su espalda y que consecuentemente provoca que sufra toda la defensa.

La presencia de Leo Messi es innegociable e indiscutible, por lo que aceptando este cambio de sistema, Griezmann luchaba contra su amigo Ousmane Dembélé por un puesto en el once. Tras su gran actuación en el Pizjuán el domingo, el de Vernon se ganó su presencia en la Copa y por eso Koeman no dudó en apostar por él en detrimento de 'Grizzy', al que le dio su tercer banquillazo consecutivo.

Griezmann sigue sin encontrar el rumbo

Hace solo unas semanas daba la impresión de que el francés parecía estar encauzando el rumbo. Marcó varios goles importantes, dejó buenas sensaciones en varios partidos y se entendió bien con Leo Messi y con varios compañeros. Sin embargo, el Barça siguió siendo el mismo equipo irregular de siempre y al final Koeman optó por dar un volantazo y probar con la variante de tres centrales y dos carrileros con la que ya jugó algún partido en la primera vuelta.

El partidazo del Pizjuán contra el Sevilla dio alas a esta apuesta y por eso el neerlandés no dudó en volver a dejar a la estrella de Francia en el banco. Una decisión importante y muy polémica, aunque si algo ha demostrado el preparador de Zaandam es que sabe convivir con la controversia y que no suele importarle lo que digan o escriban de él. Por todo ello, Antoine deberá ganarse de nuevo el sitio a pesar de su salario y de su condición de 'crack'.