Criticar a Ousmane Dembélé está muy de moda desde hace tiempo y, por lo que parece, ponerle de vuelta y media es lo que está socialmente aceptado cuando se habla de él. Es lo fácil. Después de muchos meses el extremo francés volvió a ser titular y no dio síntomas de tener nuevos problemas físicos pero, en un partido en el que todo salió mal, volvió a ser uno de los señalados.
Es cierto que Ousmane Dembélé no estuvo especialmente acertado en las jugadas en las que participó. Falló algunos pases fáciles y algunas veces decidió más cuando hizo jugadas individuales, a veces reteniendo el balón más de lo necesario. Algo que entra dentro de lo normal si tenemos en cuenta que fue titular por primera vez en casi un año y que, en ese periodo, solamente había jugado 20 minutos en partido oficial.
Al extremo francés le faltó precisión, no hay que esconderlo, pero también hay que tener en cuenta que fue uno de los jugadores más activos en ataque. Intentó encarar una y otra vez, desbordó en bastantes ocasiones y, de hecho, de una gran jugada suya nació el error garrafal de Antoine Griezmann a pase de Pedri. Ousmane Dembélé era de los pocos que, en Getafe, daba la sensación de poder romper el partido con una jugada suya.
Al acabar el partido, la prensa se volvió a cebar contra él en las valoraciones personales de cada jugador. Al francés se le apuntaba directamente como uno de los responsables de la derrota por su inoperancia en ataque pero, en cambio se trataba con mucha más benevolencia a jugadores que tampoco hicieron nada productivo como Ansu Fati, Francisco Trincao, Philippe Coutinho o incluso Leo Messi.
Un tremendo error con Dembélé
Pero parece que hay un interés especial en hacer quedar a Ousmane Dembélé como el malo de la película, como un jugador que ya no sirve para triunfar en el FC Barcelona. Es cierto que hay que criticarle cuando comete actos de indisciplina como llegar tarde o cuando deambula por el campo sin que parezca que la cosa no va con él. Pero que sean críticas justas y, sobre todo, con la misma vara de medir para todos y no con lo que ya parece un tanto descarado por la diferencia de trato.
Ousmane Dembélé sigue siendo jugador del FC Barcelona y una serie de plumas malintencionadas no van a distorsionar la realidad de ver a ese extremo distinto que encara y que, si no le sale, lo vuelve a intentar con descaro. Tal vez en enero acabe en el Manchester United y que, en unos meses, los mismos que ahora le critican a la mínima hagan lo propio con Josep Maria Bartomeu o Ronald Koeman por haberle dejado marchar.