Francisco Trincao llegó al FC Barcelona este verano pasado después de una gran temporada en el Sporting de Braga. Los culés cerraron su fichaje en enero de 2020, pero le dejaron cedido allí hasta final de campaña. Tras discutir qué hacer con él de cara a este curso, el club, con el visto bueno de Ronald Koeman, decidió que lo mejor para el portugués era quedarse en la primera plantilla del Barça.
El extremo comenzó bien, dejando detalles de calidad y mostrando su capacidad de desborde. Pero a medida que han pasado los partidos, su brillo se ha ido apagando hasta el punto de que se haya llegado discutir su rendimiento cada vez que sale al campo. Por suerte, parece que poco a poco va volviéndose a soltar y en los dos últimos partidos ha dejado sensaciones mucho más positivas.
Contra el Elche en Liga pudo marcar dos goles y mostró destellos de calidad en el cuarto hora que jugó. Se le vio metido, rápido y con ganas de gustarse, algo que Koeman también vio y que premió dándole la titularidad en Copa ante el Rayo Vallecano. Una oportunidad que el de Viana do Castelo no desaprovechó, ya que completó un choque más que notable en el que mostró todos su repertorio de regates y conducciones.
El portugués no se escondió en ningún momento y estuvo presente en muchas de las llegadas de las que gozó el Barça. De hecho, provocó dos posibles penaltis que el árbitro no vio o no quiso ver. Dio la sensación de que el segundo fue más que el primero, aunque el colegiado estimó que ninguna de las dos acciones eran suficientes para pitar pena máxima. No obstante, dice mucho de Trincao que estuviera presente en ambas.
Además, el delantero tuvo una ocasión muy clara para marcar después de otro 'eslalon' que decidió acabar él mismo cuando tenía a Leo Messi y a Antoine Griezmann como posibles receptores de un potencial pase de la muerte. Al final, el ex del Braga decidió jugársela él mismo e intentó el clásico tiro con rosca al segundo palo, pero Dimitrievski le vio las intenciones y paró el disparo para su desgracia.
Un buen partido que volvió a ser invisible en el marcador
A pesar de ese error y de que Koeman tuvo que 'tirar' de Ousmane Dembélé en el minuto 68 para ir a por la victoria, ni mucho menos se puede decir que el luso estuviera mal este miércoles. No dejó de intentar el uno contra uno, se fue en muchas ocasiones y enseñó sus cartas. El punto negativo, como siempre, es que no aportó nada visible en el marcador, algo que viene siendo habitual cuando juega, pero sin duda este es el camino que debe seguir.